La acalasia es un trastorno de la deglución que afecta al conducto que conecta la boca con el estómago, llamado esófago. Los nervios dañados dificultan que los músculos del esófago introduzcan alimentos y líquidos en el estómago. Los alimentos se acumulan en el esófago, a veces fermentan y vuelven a la boca. Estos alimentos fermentados pueden tener un sabor amargo.
Cabe mencionar que la acalasia es una afección bastante rara. Algunas personas la confunden con la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Sin embargo, en la acalasia, los alimentos provienen del esófago, mientras que en la ERGE, el material proviene del estómago.
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La acalasia no tiene cura. Una vez que el esófago se daña, los músculos no pueden volver a funcionar correctamente. No obstante, los síntomas por lo general se pueden controlar con endoscopia, terapia mínimamente invasiva o cirugía.
Los síntomas de la acalasia suelen aparecer de forma gradual y empeoran con el tiempo. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
- Dificultad para tragar, llamada disfagia, que puede dar la sensación de que la comida o la bebida se quedan atascadas en la garganta.
- Comida tragada o saliva que vuelve a la garganta.
- Acidez estomacal.
- Eructos.
- Dolor en el pecho que aparece y desaparece.
- Tos durante la noche.
- Neumonía por la entrada de comida en los pulmones.
- Pérdida de peso.
- Vómitos.
Fuente: Mayo Clinic