grasas trans-IUn estudio reciente publicado en la revista PLOS One señala que las grasas trans podrían afectar gravemente nuestra memoria.

Para ello, se evaluó a 645 hombres sanos pidiéndoles completaran una encuesta sobre su dieta y aplicándoles una prueba de memoria, que implicó recordar palabras. Aquellos que consumían más grasas trans tuvieron peores resultados, en comparación con los que consumían menos, señalaron los investigadores.

Los hombres de 45 años o menos con una ingesta elevada de grasas trans recordaron entre 12 y 21 palabras menos, de una puntuación promedio de 86, comentó la Dra. Beatrice Golomb, autora líder del trabajo y profesora de medicina familiar y preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de California, en San Diego, EU.

Aunque el estudio no probó una relación causal, sí demuestra una asociación entre un mayor consumo de grasas trans y una peor capacidad para memorizar.

Golomb define a las grasas trans como la «anti comida«, las cuales promueven el aumento en los niveles de colesterol «malo» LDL a la par de reducir los niveles de colesterol «bueno» HDL. Asimismo, aumentan la inflamación e interfieren con la producción hormonal, situación que explicaría el vínculo entre las grasas trans y una mala memoria.

«El objetivo de la comida es proveer al cuerpo los nutrientes que necesita para funcionar adecuadamente […] Esto en realidad hace lo contrario. Trastoca la función celular y orgánica«, apuntó Golomb.

Además de causar inflamación, las grasas trans también podrían inhibir la producción de ácidos grasos omega 3 en el organismo, desempeñando un rol esencial en la función cerebral, recalcó la investigadora.

Por su parte, Marc Gordon, jefe de neurología del Hospital Zucker Hillside en Glen Oaks, Nueva York, afirma que este estudio ofrece material de reflexión sobre los efectos adversos potenciales de los ácidos grasos trans de la dieta sobre la función cognitiva.

Estudios previos también han demostrado un aumento en la depresión entre las personas que consumen cantidades altas de grasas trans, pues altera los niveles de serotonina, hormona que regula el estado de ánimo, el apetito y el sueño.

En el caso de Estados Unidos, aunque los fabricantes de alimentos han reducido la inclusión de grasas trans en sus productos en casi 86 por ciento desde 2003, dichas grasas siguen conformando del 2 al 3 por ciento de la dieta promedio de la población, lo que equivale a 5 o 6 gramos al día, subrayó Jim White, experto en nutrición de Virginia Beach, Virginia, y vocero de la Academia de Nutrición y Dietética de EU.

«Normalmente no recomiendo eliminar nada del todo de la dieta», dijo White. «Nuestros cuerpos incluso necesitan una pequeña cantidad de grasas saturadas para sostenerse. Pero les digo a las personas que no consuman nada que tenga grasas trans. Ese es un nutriente que ha sido totalmente negativo«.

 

Vía: Health Library