Un electrocardiograma monitorea el ritmo cardíaco mediante el uso de pequeños discos metálicos colocados sobre la piel del pecho. Es una prueba indolora que no requiere agujas ni inyecciones. Tampoco necesita que tomes ningún medicamento para llevarla a cabo.
Cuando te realizan un electrocardiograma, se produce un patrón de ondas generado por computadora que corresponde a los latidos de tu corazón. Dicho patrón de ondas, que se puede imprimir en papel, brinda a tus proveedores de atención médica información clave sobre cómo está funcionando tu corazón. Una frecuencia cardíaca anormal o un ritmo cardíaco irregular pueden ponerte en riesgo de sufrir un infarto cerebral (o derrame cerebral).
Conoce más: 4 maneras en las que las mujeres pueden prevenir un infarto cerebral
Una de las anomalías más comunes del ritmo cardíaco, la fibrilación auricular, aumenta la formación de coágulos de sangre que pueden viajar hacia el cerebro y provocar un derrame cerebral.
La fibrilación auricular no es poco frecuente y es considerada una anomalía tratable del ritmo cardíaco. En ocasiones, las personas a las que se les diagnostica fibrilación auricular deben tomar anticoagulantes para reducir sus posibilidades de sufrir un infarto cerebral.
Fuente: Very Well Health