El escritor argentino Jorge Luis Borges decía, en su poema Cambridge, que “Somos nuestra memoria, / ese quimérico museo de formas inconstantes, / ese montón de espejos rotos”, y es que la memoria de una u otra forma está presente en cada uno de nosotros, los recuerdos de los momentos felices y los no tan felices siempre nos acompañan, o casi siempre. Debido a algunos padecimientos la memoria puede comenzar a fallar en algunas personas. Sin embargo investigadores de la Universidad de Houston, Texas, creen que se encuentran cerca de comprender como es que las memorias se forman. Lo cual podría ser muy útil para proveer mejores tratamientos para la memoria en personas de todas las edades.
Los descubrimientos de este equipo fueron publicados en la revista Current Biology y prometen ayudar a un en entendimiento más completo de como se crea la memoria, tanto a un nivel molecular como de actividad de circuitos neuronales.
Para la gente con demencia, por ejemplo, la pérdida de memoria puede tener un profundo efecto en sus vidas diarias: luchando por recordar cosas que de manera reciente aprendieron, olvidando eventos importantes, preguntando la misma información una y otra vez. Una situación que genera sentimientos encontrados, confusión y pérdida de control.
Gregg Roman, profesor asociado de Biología y Bioquímica en la Universidad de Houston, señala que la memoria es fundamental en nuestro funcionamiento diario y para la percepción de nosotros mismos, “cuando las memoria no se pueden recuperar o tenemos problemas para construir nuevos recuerdos, los efectos con frecuencia son trágicos. En el futuro, nuestro trabajo nos permitirá tener un mejor entendimiento de cómo es que la memoria se forma”.
Para esta investigación Román y su asistente de postdoctorado Shixing Zhang observaron en el cerebro de moscas de la fruta del géner0 Drosophila. Roman explica la elección y señala que este género “representa el principio Ricitos de Oro de la investigación neurológica, pues tiene la suficiente complejidad de comportamiento, pero mantiene la gran ventaja de simpleza neuronal. Los comportamientos complejos nos permiten examinar muchos proceso de comportamiento como el aprendizaje, la atención, agresividad y la adicción, mientras que la simplicidad nos permite diseccionar la actividad neuronal central en células individuales”.
La estructura del cerebro de la mosca de la fruta es mucho más simple y con mucho menos neuronas. Sin embargo, los investigadores señalan que la estructura llamada cuerpo de hongo dentro del cerebro de las moscas es comparable con la corteza perirrinal en los seres humanos, que cumple la misma función de la integración y el aprendizaje sensorial. El equipo dice que la simplicidad de la estructura del cerebro de la mosca, permite observar cómo se adquieren, almacenan y recuperan recuerdos.
Dentro del cerebro de la mosca, los científicos fueron capaces de identificar células asociadas al aprendizaje olfativo y la memoria. El aprendizaje olfativo es un ejemplo clásico de condicionamiento, el cual demostró Pavlov con sus experimentos en perros. Para este estudio, las moscas fueron entrenadas para asociar una leve descarga eléctrica con un olor en particular. Después de la exposición a la descarga, las moscas evitaban ese olor.
Roman señala que se encontró que esas células nerviosas en particular, las neuronas del lóboulo gamma del cuerpo de hongo en el cerebro de estos insectos, se activan por los olores. “Entrenando a las moscas para asociar un olor con la descarga eléctrica, cambió cómo estas células responden a los olores desarrollando una modificación en la actividad neuronal del lóbulo gamma, conocida como rastro de memoria”, explicó.
“Curiosamente, encontramos que el entrenamiento causó que las neuronas del lóbulo gamma fueran activadas con menor intensidad por olores que no se relacionaron con la descarga eléctrica, mientras que los olores vinculados con la descarga mantuvieron una fuerte activación sobre estas neuronas. Por lo tanto, las células en cuestión respondieron con más intensidad a los olores con los que se entrenó que con los que no se hizo».
El equipo encontró que una proteína específica es la encargada de inhibir de manera nautral las neuronas del lóbulo gamma. Removiendo la actividad de esta proteína, solamente entre las neuronas del lóbulo gamma, se logró una pérdida del rastro de memoria y, por lo tanto, en una disminución en el aprendizaje.
Fuente: Current Biology, Medical News Today