Con el aumento de las infecciones por coronavirus entre los jóvenes, un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Adolescent Health muestra que podrían ser más vulnerables a complicaciones graves de lo que muchos creen.
Los investigadores descubrieron que aproximadamente un tercio de los estadounidenses de entre 18 y 25 años poseen factores de riesgo que los hacen vulnerables a la COVID-19 grave. El más común fue fumar, seguido de asma, obesidad y trastornos del sistema inmunitario como la artritis reumatoide y el lupus.
Los expertos dijeron que los hallazgos deberían enviar un mensaje a los adultos jóvenes que creen que el coronavirus no es una amenaza para ellos.
Es cierto que la mayoría de las muertes por COVID-19 ocurren entre los adultos mayores. Pero la muerte no es la única consecuencia grave de la enfermedad, indicó el doctor Panagis Galiatsatos, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Enfatizó que la juventud no protege a las personas de enfermarse gravemente o incluso de terminar en la unidad de cuidados intensivos.
Y esto puede provocar daños duraderos en los pulmones y otros órganos, agregó.
Galiatsatos, quien no participó en el estudio, también es portavoz voluntario de la American Lung Association.
Desde junio, ha habido un aumento en el número de estadounidenses cada vez más jóvenes que dieron positivo para el SARS-CoV-2, el coronavirus causante de COVID-19. Y aunque es mucho más probable que los adultos mayores terminen en el hospital, esa brecha de edad se está reduciendo, advirtió el doctor Charles Irwin, investigador principal del nuevo estudio.
De acuerdo con datos del gobierno federal, las hospitalizaciones entre los jóvenes de 18 a 29 años se cuadruplicaron en solo un par de meses. Para la semana que finalizó el 18 de abril, hubo poco menos de 9 hospitalizaciones por cada 100,000 de 18 a 29 años de edad. Para la semana que finalizó el 27 de junio, la tasa había aumentado a aproximadamente 35 por 100,000.
«Eso todavía es bajo, pero es un gran salto en un tiempo relativamente corto», dijo Irwin, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco.
Algunos de esos casos resultan fatales. Esta semana, funcionarios de un hospital de Texas dijeron que un paciente de 30 años murió después de infectarse en una «fiesta COVID», donde los jóvenes se reúnen para exponerse deliberadamente al virus.
Irwin dudaba que estas fiestas ocurrieran, pero dijo que los jóvenes pueden creer falsamente que el virus les representa poco riesgo personal, al menos en parte debido a los «mensajes confusos» de los funcionarios del gobierno.
Pero los nuevos resultados ilustran cuán vulnerables pueden ser muchos jóvenes.
De más de 8,400 hombres y mujeres de entre 18 y 25 años en una encuesta de salud federal, cerca de un tercio tuvo al menos un factor de riesgo para COVID-19 grave. Fumar, incluidos los cigarrillos electrónicos, fue el más frecuente. Cuando se eliminó ese comportamiento, solo el 16% del grupo de estudio se consideró médicamente vulnerable a una infección grave.
Una gran advertencia, según Galiatsatos, es que incluso los no fumadores sanos pueden enfermarse gravemente por COVID-19.
Resaltó que, dado el vínculo entre fumar y una enfermedad grave, ahora es un buen momento para que los fumadores hablen con su médico para que los ayude a dejar de fumar.
«Es un mito que este virus perdone a cualquiera», apuntó el doctor Lawrence Kleinman, jefe de la división de salud de la población, calidad y ciencia de implementación en la Escuela de Medicina Rutgers Robert Wood Johnson, en New Brunswick, N.J.
Los adultos jóvenes suelen ser propensos a verse a sí mismos como «invencibles», y eso también ha sido cierto durante la pandemia, refirió Kleinman, quien no participó en el estudio.
Pero más allá del hecho de que pueden enfermarse gravemente, dijo, también existe el riesgo de transmitir el virus a otra persona.
«Hay diferentes formas de pensar sobre el riesgo«, mencionó Kleinman. «Uno es el riesgo para el individuo, otro es el riesgo para la comunidad».
El especialista enfatizó que durante esta crisis, los jóvenes podrían ejercer cierto control «no rebelándose», sino tomando medidas para protegerse a sí mismos y a los demás. Esto incluye lavarse las manos con frecuencia, mantener la distancia física de las personas con las que no viven y usar una máscara facial o cubrebocas en los lugares públicos.
«Esas cosas les darán más control sobre su propio destino», finalizó Kleinman.
Vía: Health Day News