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Uno de los muchos retos que conlleva ser padre es el de educar a los hijos en áreas tan importantes como el manejo de las emociones y llevar una dieta saludable. Y por difícil que se escuche ambas pueden estar relacionadas más de lo que crees, debido a lo que se conoce como comida emocional.

Este término hace referencia a la acción que hacen los padres consistente en consolar a sus hijos con comida para que dejen de llorar. Pero este comportamiento, aunque resulta efectivo en el momento, puede convertirse en un hábito vinculado con el aumento de peso y los trastornos de la alimentación, según encontró un reciente estudio.

La alimentación emocional es lo que los padres hacen al proveer alimentos o bebidas a sus hijos para calmarlos, por ejemplo cuando un niño hace un berrinche”, detalló Rafael Pérez Escamilla, profesor de epidemiología y salud pública en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

“Ahora hay evidencias incluso más firmes de que los estilos de alimentación de los padres tienen una influencia importante en los hábitos dietéticos de los niños y la forma en que los niños se relacionan con los alimentos y las bebidas al abordar sus propias emociones”, agregó el especialista.

La mayoría de las veces, los alimentos utilizados para calmar o consolar a un niño consisten en comida chatarra y postres azucarados. Algo que, a la larga, puede llevar a que los niños coman en exceso o lleguen a desarrollar problemas como bulimia y atracones, advirtió Silje Steinsbekk, autora del estudio y profesora asociada de psicología en la Universidad Noruega de Ciencias y Tecnología.

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Durante el estudio, los investigadores encontraron que los niños que se enojaban o se molestaban con más facilidad eran más propensos a comer para sentirse mejor ya que sus padres los alimentaban con ese objetivo. “Esto tiene mucho sentido, ya que los padres se estresan mucho cuando sus hijos hacen un berrinche o lloran sin parar”, comentó al respecto Rafael Pérez Escamilla.

Sin embargo, hay mejores formas de manejar el malestar emocional de los pequeños. “La tristeza y el enojo son emociones normales. En lugar de utilizar la comida como distracción ante ellas, se debe enseñar a los niños a tolerarlas y a encontrar otras formas de afrontarlas”, explicó Melissa Cunningham Kay, asistente de investigación en la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.

A veces esto podría conllevar disciplina positiva y algunas lágrimas, o incluso todo un berrinche. Los padres no deben tenerle miedo a esto. Es una parte normal y necesaria del desarrollo”, expuso Melissa.

Los padres de familia deben consolar a los niños enojados comprendiendo y respondiendo a sus problemas en lugar de ofrecer comida como primera respuesta, indicaron los especialistas. “La comida emocional se debe evitar a cualquier precio”, concluyeron.

 

Vía: Health Library