El neuroblastoma es un cáncer raro y se diagnostica con mayor frecuencia en niños menores de 5 años, así lo indica la Clínica Cleveland, en Estados Unidos.

Generalmente, el neuroblastoma comienza en los tejidos que regulan las funciones no voluntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la respiración y la digestión. El tratamiento depende de la etapa del cáncer, la ubicación y las características del tumor primario y la edad del paciente.

¿Dónde se origina el neuroblastoma?

El neuroblastoma es un cáncer que se origina en los tejidos que forman el sistema nervioso simpático. La tarea normal de estos nervios es regular las funciones automáticas y no voluntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la digestión.

El neuroblastoma suele comenzar en los tejidos nerviosos de las glándulas suprarrenales, pero también puede inciar en los nervios que se encuentran en cualquier parte de la médula espinal, incluido el cuello, el tórax o el abdomen. El cáncer puede hacer metástasis (diseminarse) rápidamente a otros órganos, como por ejemplo el hígado, los ganglios linfáticos, los huesos y la médula ósea.

Este cáncer es raro y afecta solo a 1 de cada 100,000 personas. A menudo se desarrolla después del nacimiento o poco después, y es más frecuente en niños menores de 5 años.

¿Qué causa un tumor neural?

Se desconoce su causa, pero se cree que se forma durante el desarrollo normal del sistema nervioso simpático. Las anormalidades genéticas en personas con el tumor son muy comunes. El gen asociado con este tumor se llama n-myc, y normalmente es funcional durante un breve período durante el primer trimestre de la vida fetal, pues posteriormente se silencia durante el resto de la gestación y a lo largo de toda la vida. Si dicho gen se activa, el resultado puede ser el desarrollo de un neuroblastoma.

¿Cuáles son los signos y síntomas del neuroblastoma?

Los síntomas específicos dependerán del sitio del tumor. En muchas circunstancias, el tumor hará que el niño tenga dolor abdominal o cansancio inespecífico. Si el tumor ha invadido la médula ósea, como suele pasar cuando se diagnostica, el niño puede verse pálido debido a la anemia. Se puede sentir un bulto en el abdomen, el cuello o el pecho. Los síntomas comunes son círculos oscuros alrededor de los ojos, un abdomen agrandado (especialmente si el cáncer se ha diseminado al hígado), dificultad para respirar, dolor o sensibilidad en los huesos (si el cáncer se ha diseminado a los huesos) y debilidad o pérdida de movimiento (parálisis ) de las caderas, piernas o pies.

Algunos signos menos comunes son dificultad para respirar, diarrea severa, movimientos oculares incontrolados y movimientos descoordinados. El síndrome de «ojos que bailan, pies que bailan» u opsoclono-mioclono debería hacer que el médico piense rápidamente en el neuroblastoma. Algunos niños con el cáncer también pueden tener problemas de equilibrio, conocidos como ataxia. Tanto el opsoclono-mioclono como la ataxia son denominados síndrome paraneoplásico y se asocian con el neuroblastoma.

Si tienes más dudas sobre esta afección, acude con un oncólogo pediátrico (médico especialista en cáncer infantil).

 

Vía: Cleveland Clinic