Actualmente no existen medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ni por las autoridades de salud de cualquier país para el COVID-19, lo que significa que un tratamiento como tal, todavía no existe. Sin embargo, se está estudiando una gran cantidad de medicamentos aprobados para otras indicaciones, así como múltiples agentes sometidos a investigación, para el tratamiento de esta nueva enfermedad por coronavirus en varios cientos de ensayos clínicos en todo el mundo. Se puede acceder a estos ensayos a través del portal ClinicalTrials.gov. Además, los proveedores de salud pueden acceder y recetar medicamentos en investigación o agentes aprobados o autorizados para otras indicaciones mediante diversos mecanismos, incluidas las autorizaciones de uso de emergencia (EUA, por sus siglas en inglés), las solicitudes de nuevos medicamentos de investigación de emergencia (EIND, por sus siglas en inglés), el uso compasivo o los programas de acceso ampliado con los fabricantes de medicamentos, y/o el uso fuera de etiquetado.
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Por todo lo anterior y siempre que sea posible, un panel formado por expertos de diversas instituciones de Estados Unidos recomienda ahondar en el estudio de tratamientos prometedores no aprobados o sin licencia para COVID-19 en ensayos clínicos controlados y bien diseñados. Esto incluye medicamentos que han sido aprobados o autorizados para otras cuestiones médicas. Los especialistas reconocen la importancia crítica de la investigación clínica en la generación de evidencia para abordar preguntas sin respuesta con respecto a la seguridad y la eficacia de los posibles tratamientos para COVID-19. No obstante, el panel también señala que muchos pacientes y proveedores que no pueden acceder a dichos ensayos todavía están buscando orientación sobre si deben utilizar estos agentes.
Finalmente, es importante enfatizar que las recomendaciones de tratamiento emitidas por paneles como este no deben considerarse mandatos. Ladecisión respecto a qué hacer o no hacer para un paciente individual es tomada, en última instancia, por el paciente mismo y por su proveedor de atención médica.
Vía: NIH