Si te gusta el vino, probablemente hayas brindado con una copa (o dos) por los estudios que indican que beberlo es bueno para tu salud. Algunas investigaciones han demostrado que los bebedores moderados de vino son más delgados, hacen más ejercicio y consumen más antioxidantes, incluidos los que no se encuentran en el vino. Pero tal vez te preguntes si algunos vinos son más saludables que otros. La respuesta corta es sí. Por ello, a continuación te mencionamos una clasificación de vinos basada en la protección a la salud que pueden ofrecer. No olvides que la moderación es clave, independientemente del tipo de bebida que viertas en tu vaso.
1. Tintos rubí secos
Los vinos tintos rubí son los vinos más saludables, con más antioxidantes que todas las otras variedades. Esto porque las cáscaras de la uva no se eliminan durante la fermentación. Los antioxidantes que brindan las cáscaras oscuras, como las procianidinas, han sido asociados con beneficios para la salud, incluyendo protección contra enfermedades cardíacas y, posiblemente, longevidad.
Los expertos señalan que los vinos del suroeste de Francia y Cerdeña suelen tener niveles más altos de procianidinas. En promedio, los vinos de estas dos regiones tienen cinco veces más procianidinas que los vinos de España, América del Sur, Estados Unidos y Australia.
2. Vinos naranja
Después de los rubí secos, tu mejor apuesta es el vino naranja, que se ha descrito como «vino blanco hecho como tinto». En la elaboración del vino blanco, la cáscaras generalmente se eliminan justo después de aplastar las uvas. En los vinos naranja, que se elaboran con uvas verdes, las cáscaras permanecen en contacto con el jugo (durante un periodo de una semana a un año), dando como resultado un vino con un tono anaranjado. Además del color, las cáscaras otorgan antioxidantes en abundancia que son buenos para ti.
3. Vinos rosados
El vino rosado se elabora con uvas de vino tinto, pero el tiempo de contacto del jugo con la cáscara es más corto que con el vino tinto y el vino naranja. Para el vino tinto, puede ser de uno o dos meses; mientras que para uno rosado, suele ser de 2 a 20 horas. Menos tiempo de contacto significa menos antioxidantes.
4. Blancos secos
En la producción de vino blanco no existe un tiempo «definido» de contacto con la cáscara, significando que los fitonutrientes de la cáscara no llegan al vino. Si bien el vino blanco seco no es una «mala» elección, sí hay que destacar que le faltan algunas de las propiedades potencialmente protectoras de sus contrapartes más coloridas.
5. Blancos dulces
Los vinos blancos dulces son llamados así porque, por supuesto, contienen más azúcar. Por ejemplo, un vertido de 150 ml de Vino Moscato contiene 21 gramos de carbohidratos, 13 de ellos como azúcar. Compara eso con la misma porción de Chardonnay, que tiene 3 gramos de carbohidratos y 1 de azúcar. Piensa en estas variedades como postre, y conviértelos en golosinas ocasionales.
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Algunas notas finales
Te recomendamos comprar vino orgánico, pues es mejor para el medioambiente y para evitar los residuos de pesticidas. En un informe francés, el 100% de los 92 vinos probados contenían residuos de plaguicidas. Si bien no conocemos completamente los efectos, algunas investigaciones han relacionado la exposición a dichos residuos con infertilidad.
Asimismo, los vinos orgánicos no contienen sulfitos añadidos ni conservadores que puedan desencadenar efectos secundarios desagradables para algunas personas, desde nariz tapada y estornudos hasta síntomas y dolores de cabeza parecidos al asma. Cualquiera que sea el tipo, elige orgánico siempre que puedas.
Otro punto importante: asegúrate de no excederte. Las pautas actuales de nutrición y salud recomiendan un máximo de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres. Para el vino, una bebida se define como un copa de 150 ml, que es un poco menos del tamaño de un recipiente de yogur. Y no, tu subsidio de bebida no se «reinicia», lo que significa que no puedes abstenerte durante tres días y luego acabarte una botella entera en una noche.
Una ingesta alcohólica superior a la moderada aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y se relaciona con un mayor riesgo de cirrosis hepática, presión arterial alta, cánceres del tracto gastrointestinal superior y accidente cerebrovascular.
También es importante señalar que incluso con moderación, el vino y otros tipos de alcohol se asocian con un mayor riesgo de cáncer de mama. Además, un nuevo estudio concluyó que más de cinco bebidas a la semana pueden acortar la duración de la vida.
Esto significa que la cantidad que bebes es más importante que lo que bebes. Y si tienes antecedentes familiares de cáncer de mama, no beber en absoluto puede ofrecer la mejor protección. En cuanto a los antioxidantes protectores en el vino tinto, puedes obtenerlos de uvas enteras oscuras o agregar un toque de jugo de uva Concord a tu vaso de agua.
Vía: Health.com