Ya te hemos contado algunos de los beneficios que las mascotas aportan a la vida de sus dueños y también sobre ciertos microbios que estos animalitos podrían transmitir causando enfermedades.
Es importante que recuerdes que aunque luzcan sanas, los animales domésticos pueden tener gérmenes. Por ello, hoy te compartimos algunas recomendaciones para que puedas disfrutarlos y mantenerte sano en su compañía.
Antes de adoptar una mascota, analiza qué tipo de animal es el más adecuado para tu familia. Infórmate sobre sus necesidades, como cuánto ejercicio necesita, qué come, cuánto va a crecer, si es agresivo, cuánto costará su atención veterinaria y, por supuesto, si tendrás el suficiente tiempo para atenderlo y cuidarlo.
Antes de elegir considera que para los niños menores de 5 años no son recomendables los reptiles ni los anfibios.
Las mujeres embarazadas deben evitar el contacto con roedores y gatos callejeros (especialmente con sus crías). Tanto las mujeres embarazadas como las personas inmunodeprimidas deben, en caso de tener un gato, evitar limpiar la caja de arena y buscar alguien que los ayude con esa tarea. Sino hay nadie que se ocupe de limpiar la arena, es importante utilizar guantes desechables y lavarse las manos con jabón y agua tibia inmediatamente de haber limpiado.
En el caso de las personas inmunodeprimidas, es particularmente importante hablar con su médico y con un veterinario para poder hacer la mejor selección de mascota.
Luego de tocar a tu mascota, su comida o limpiar sus heces es importante que te laves las manos con agua y jabón, especialmente antes de comer, preparar o servir alimentos.
Sin importar el tipo de mascota que tengas, es fundamental que le proporciones atención veterinaria periódica durante toda su vida, manténla al día con sus vacunas y con un control de parásitos, pulgas y garrapatas adecuado.
Colócale una medalla que indique su historial de vacunación así como su nombre y la información de contacto.
Aliméntala saludablemente, recuerda darle agua fresca y proporciónale un lugar limpio donde pueda dormir, de igual forma, debes procurar que tenga espacios donde le sea posible hacer ejercicio.
Utiliza una bolsa o alguna herramienta especial para levantar sus heces y tíralas en el lugar apropiado. Es importante también que mantengas a los niños alejados de las áreas que contengan estos deshechos y limpia diariamente la caja de arena de los gatos.
Cuando las saques a pasear procura llevarlas con la correa puesta.
Enséñales a tus hijos cómo deben cuidarlas adecuadamente y a lavarse las manos después de jugar con ellas o tocar sus objetos.
Recuerda que los niños menores de 5 años siempre deben tener supervisión cuando interactúen con animales.
Nunca intentes domesticar animales salvajes y, por más tiernos que se vean, no los toques, pues pueden ser portadores de microbios, virus y parásitos.
Vía: Centros para el Control y la Prevencioan de Enfermedades de los Estados Unidos.