La hepatitis autoinmune (HAI) es una inflamación de las células del hígado causada por anticuerpos del propio paciente. La razón por la que estos anticuerpos se vuelven contra las células hepáticas es desconocida.
En el análisis bioquímico para comprobar la presencia de la enfermedad, suele observarse hipergammaglobulinemia (IgG) -que es un exceso de gammaglobulina en la sangre que se observa con frecuencia en las enfermedades infecciosas– y autoanticuerpos asociados con el hígado. Los tipos principales de autoanticuerpos circulantes son antinucleares (ANA), anti músculo liso (ASMA) y los rarísimos antimicrosomales hígado/riñón tipo 1 (LKM-1).
El diagnóstico requiere la exclusión de otras enfermedades hepáticas crónicas de aspecto similar, como son la enfermedad de Wilson; la hepatitis viral crónica; la deficiencia de α1-antitripsina; hemocromatosis; hepatopatía inducida por fármacos; esteatohepatitis no alcohólica y las colangiopatías (enfermedades de los conductos biliares) inmunes de la cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante primaria y colangitis autoinmune.
Se han propuesto tres tipos de subclasificaciones para la hepatitis autoinmune, tomando como base los marcadores inmunoserológicos hasta ahora descubiertos, e incluyen: Hepatitis autoinmune tipo 1 (HAI-1), positividad para anticuerpos antinucleares (ANA) y anticuerpos antimúsculo liso (ASMA); hepatitis autoinmune tipo 2, positividad para anticuerpos anti microsomales hígado/riñón tipo 1 (LKM-1) y rara vez combinados con anticuerpos antinucleares (ANA); y por último, hepatitis autoinmune tipo 3, positividad para anticuerpos anti antígeno hepático soluble (SLA) y anti hígado/páncreas.
La frecuencia con la que se presentan los subtipos es notable, siendo de casi el 90% para la HAI-1. En cuanto a los otros dos subtipos, la prevalencia es muy baja. La manifestación de HAI2 se restringe prácticamente a mujeres jóvenes (2-14 años), resultando rara en adultos (4% de los casos). Se ha reportado positividad de anticuerpos anti LKM-1 en pacientes con hepatitis producida por virus C (VHC) y virus D (VHD), aunque el agente infeccioso reconocido por estos autoanticuerpos resulta diferente del que reacciona con los anti LKM-1 de la HAI-2.
La técnica más usada para evidenciar estos anticuerpos en muestras de suero es la inmunofluorescencia indirecta (IFI), que tiene sensibilidad y especificidad aceptables, y debe ser realizada por un operador entrenado. Por otra parte, la determinación de anticuerpos anti hígado/riñón de tipo 1 por el método de ELISA es una técnica sensible y más específica que la de inmunofluorescencia indirecta, al eliminar la subjetividad de la interpretación por parte del operador.
En un estudio publicado en la revista Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana se eligió un grupo de pacientes con VHC, debido a la frecuencia de positividad que presentan para anticuerpos Anti LKM. Ninguno de los pacientes con VHC evaluados presentó positividad para anticuerpos Anti LKM, pero dos de ellos mostraron valores de absorbancia (cantidad de luz que absorbe la muestra) por el método de ELISA en la zona límite de detección. Dichos valores podrían resolverse al incrementar el valor de corte.
El método de ELISA utilizado por estos investigadores implicó un antígeno natural de hígado de rata, el cual permitió diferenciar los pacientes con anticuerpos Anti LKM (diagnosticados por técnica de IFI e Inmunoblot) de las muestras normales (pacientes control) y de aquellas que presentaban positividad para otro tipo de autoanticuerpos distintos a los LKM.
Esta prueba se correlaciona de manera excelente con los otros métodos diagnósticos aplicados para evaluar la presencia de anticuerpos Anti LKM (sensibilidad 100% y especificidad 97,5% contra el método de Inmunoblot), con la ventaja de eliminar la subjetividad atribuida a los métodos de inmunofluorescencia.
Vía: Académica