¿Sabías que el autismo puede involucrar nervios que controlan el tacto, el dolor y otras sensaciones, así como el cerebro? Pues así lo sugiere un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Neurology.
«Más del 70% de las personas con autismo poseen diferencias en su percepción sensorial», señaló el doctor e investigador Sung-Tsang Hsieh, neurólogo asistente en el Hospital de la Universidad Nacional de Taiwán, en Taipei. «Para algunas personas, incluso un toque ligero puede resultar insoportable, mientras que otras ni siquiera notan un corte en el pie».
Según el experto, si estudios más amplios pueden confirmar estos resultados, los conocimientos sobre el sistema nervioso periférico podrían arrojar luz sobre cómo se desarrolla el autismo y las posibles formas de tratar los síntomas sensoriales angustiantes que experimentan la mayoría de las personas con el trastorno.
Para la investigación, el equipo de Hsieh comparó a 32 hombres con autismo con un grupo control de 27 hombres y mujeres que no tenían autismo. El grupo control tampoco tenía enfermedades que afectaran sus nervios periféricos.
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Todos se sometieron a pruebas de sus nervios sensoriales, incluidas biopsias de piel para buscar daños en las fibras pequeñas de los nervios. En la prueba de biopsia, el 53% de las personas con autismo mostró una densidad de fibras nerviosas reducida, mientras que el grupo control tenía niveles normales. Las personas con densidad reducida de fibras nerviosas tuvieron más probabilidades de sentir dolor por aplicar calor a una temperatura más alta que el grupo control.
«Esto indica que los nervios se han degenerado, similar a lo que sucede en las personas con neuropatía periférica, donde el umbral para sentir calor y otras sensaciones es más alto que para otras personas», apuntó Hsieh.
Los investigadores también descubrieron que la respuesta al tacto en las personas con autismo fue distinta. Aquellos con nervios normales tuvieron más probabilidades de no sentirse cómodos cuando los tocaban, y se sintieron incómodos con algunas texturas. Asimismo, aquellos con daño en las fibras nerviosas preferían andar descalzos y podrían no darse cuenta si se raspaban o magullaban.
Con base en la información anterior, si tienes un ser querido con autismo, debes vigilar cómo percibe las sensaciones en su entorno para evitar que se lesione o incomode, y hablar con su médico si tienes más dudas al respecto.
Vía: Health Day News