Los expertos en nutrición aclaran que el azúcar añadido es un riesgo «ocasional» para la salud cuando se consumen golosinas con moderación, no más de una o dos veces por semana, dependiendo de los hábitos alimentarios generales y los objetivos de salud individuales.

Por ello, los médicos recomiendan mantener el azúcar añadido por debajo del 10% de las calorías diarias.

Por ejemplo, en una dieta de 2,000 calorías, esto equivale a menos de 50 gramos (aproximadamente 12 cucharaditas) de azúcar añadido por día.

Otro ejemplo es el de una lata estándar de refresco de 350 ml, que contiene aproximadamente entre 35 y 50 gramos de azúcar. Esto ya excede la recomendación de los profesionales de la salud para la mayoría de las personas.

Sin embargo, una porción más pequeña, como de 180 ml, que contiene entre 18 y 20 gramos, podría ajustarse potencialmente a ti si evitas la mayoría de las otras fuentes de azúcar.

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De manera similar, un pequeño capricho, como una sola galleta o una modesta porción de pastel con unos 15-20 gramos de azúcar, también podría alinearse con el límite diario, siempre que se controle cuidadosamente la ingesta total de azúcar de otros alimentos y bebidas.

Asimismo, es recomendable que al comprar bebidas dulces, busques azúcares ocultos en bebidas como café saborizado, bebidas deportivas y jugos de frutas, ya que estos pueden acumularse rápidamente.

Optar por agua, tés sin azúcar o bebidas sin azúcar añadido permite mantener el equilibrio y darse caprichos ocasionales.

En el caso de los dulces, es fundamental controlar el tamaño de las porciones para evitar exceder el límite de azúcar añadido establecido por las autoridades de salubridad.

El ejercicio regular y una dieta bien equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales mitigan todavía más los posibles efectos adversos de los caprichos azucarados ocasionales.

 

Fuente: Healthline