El yodo es un mineral esencial para la función tiroidea normal y la producción de hormonas tiroideas.

Las hormonas tiroideas están involucradas en muchos procesos corporales, como el crecimiento, el desarrollo del cerebro y el mantenimiento de los huesos. También regulan tu tasa metabólica.

La deficiencia de yodo es una de las deficiencias de nutrientes más comunes y afecta a casi un tercio de la población mundial.

El síntoma más común de la deficiencia de yodo es el agrandamiento de la glándula tiroides, también conocido como bocio. Además, dicha deficiencia puede causar un aumento en la frecuencia cardíaca, dificultad para respirar y aumento de peso.

La deficiencia grave de yodo está relacionada con daños graves al organismo, especialmente en los niños. Puede causar retraso mental y anomalías del desarrollo.

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Las buenas fuentes dietéticas de yodo incluyen:

  • Algas marinas. Solo 1 gramo de algas brinda de 460 a 1,000% del valor porcentual diario (VD).
  • Pescado. 85 gramos de bacalao cocido aportan el 66% del VD.
  • Lácteos. Una taza (245 gramos) de yogur natural ofrece aproximadamente el 50% del VD.
  • Huevos: Un huevo grande contiene el 16% del VD.

Sin embargo, estas cantidades pueden variar mucho. Como el yodo se encuentra principalmente en el suelo y el agua del océano, el suelo pobre en yodo dará como resultado alimentos con bajo contenido de este mineral.

Algunos países exigen el enriquecimiento de la sal de mesa con yodo, que ha reducido con éxito la incidencia de deficiencias.

Si tienes más dudas sobre el consumo de yodo y su importancia para el organismo, consulta a tu médico y a un experto en nutrición.

 

Fuente: Healthline