Muchos factores sociales también se encuentran asociados con un mayor riesgo de obesidad. La estabilidad económica, el apoyo social, el acceso a la atención médica, la educación, la vivienda segura y el transporte pueden contribuir a las disparidades en la salud, que pueden tener un impacto significativo en el bienestar general y en la calidad de vida.

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Por ejemplo, vivir o trabajar en áreas o comunidades económicamente desfavorecidas puede significar tener acceso limitado a formas asequibles de mantenerse en forma. Asimismo, vivir en una zona con acceso limitado a alimentos nutritivos y asequibles, también conocida como “desierto alimentario”, puede incrementar el riesgo de obesidad hasta en un 30%.

Esto afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos históricamente marginados. De acuerdo con los expertos en el tema, alrededor del 49.9% de los adultos de raza negra no hispanos padecen obesidad en países como Estados Unidos. A esto le siguen los hispanos con un 45.6%, los caucásicos no hispanos con un 41.4% y los asiáticos no hispanos con un 16.1%.

 

Fuente: Healthline