El humilde huevo de gallina ha tenido un pasado convulso en el mundo de la nutrición. Las yemas de huevo contienen colesterol, por lo que en un momento parecía lógico suponer que comer huevos podía incrementar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Muchas personas todavía limitan su consumo de huevo por dicho motivo.

Sin embargo, la evidencia científica sobre este alimento y la salud cardíaca ha evolucionado. Es cierto que los huevos son ricos en colesterol dietético, pero hemos aprendido que las grasas saturadas y las grasas trans son mucho peores para la salud cardiovascular que el colesterol en la dieta.

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Los huevos contienen vitaminas, minerales, antioxidantes y nutrientes saludables, entre ellos:

  • El nutriente colina, que es bueno para el cerebro y los nervios (y especialmente importante para las mujeres embarazadas)
  • Los minerales fósforo, calcio y potasio
  • Los antioxidantes luteína y zeaxantina, que son buenos para los ojos
  • Las vitaminas A, B y D.

Un huevo contiene solo 1.24 microgramos (mcg) de vitamina D. Eso no es mucho: una sola porción de salmón salvaje supera la cantidad diaria recomendada de 15 mcg. Pero las yemas de huevo son una de las pocas fuentes naturales de vitamina D. Por lo tanto, si vives en el hemisferio norte y tienes un acceso limitado a la síntesis de vitamina D inducida por el sol, los huevos pueden ayudar a minimizar un déficit en la ingesta de vitamina D durante los meses de otoño e invierno.

 

Fuente: Harvard Medical School