La obesidad no sólo afecta el corazón o el metabolismo, también tiene consecuencias significativas en la salud de los riñones. Esta condición puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades renales crónicas y acelerar el deterioro de la función renal.
¿Cómo afecta la obesidad a los riñones?
- Sobrecarga renal. La obesidad aumenta la filtración glomerular (hiperfiltración), obligando a los riñones a trabajar más para filtrar la sangre. A largo plazo, este esfuerzo extra puede dañar las estructuras renales.
- Inflamación y presión arterial. El exceso de grasa corporal promueve un estado inflamatorio crónico y puede causar hipertensión, ambos factores que deterioran la función renal.
- Resistencia a la insulina. Frecuente en personas con obesidad, esta condición puede contribuir al desarrollo de nefropatía diabética, una de las principales causas de insuficiencia renal.
- Riesgo de cálculos renales. La obesidad aumenta la excreción de compuestos como calcio y ácido úrico en la orina, elevando la probabilidad de formar cálculos renales.
Obesidad y enfermedades renales crónicas
Estudios demuestran que las personas con obesidad tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedad renal crónica, incluso en ausencia de diabetes o hipertensión. Esto se debe a cambios en el tejido adiposo y en los niveles de hormonas que regulan la función renal.
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Prevención y control
Mantener un peso saludable es clave para proteger la salud renal:
- Dieta equilibrada. Reducir el consumo de sodio, grasas saturadas y azúcares ayuda a mantener una buena función renal y a controlar el peso.
- Actividad física. Ejercitarse regularmente mejora la sensibilidad a la insulina, disminuye la inflamación y contribuye a una mejor salud cardiovascular y renal.
- Control de comorbilidades. Manejar condiciones como la hipertensión y la diabetes es crucial para prevenir daños en los riñones.
Adoptar un estilo de vida saludable no sólo ayuda a combatir la obesidad, también protege a largo plazo la salud renal y mejora la calidad de vida. ¡Cuídate!
Fuente: National Kidney Foundation