Con el paso del tiempo, muchas personas experimentan una disminución en el apetito. Esta situación, común en adultos mayores, puede deberse a cambios fisiológicos, medicamentos o factores emocionales.

Una alimentación adecuada es clave para prevenir la desnutrición, y utilizar sabores y aromas estimulantes puede ser una estrategia efectiva para recuperar el interés por la comida.

1. Potenciar sabores con hierbas y especias

La percepción del gusto suele reducirse con la edad, especialmente en el caso de la sal. En lugar de aumentar el sodio, se pueden incorporar hierbas frescas como albahaca, perejil, romero o tomillo, así como especias suaves como cúrcuma o canela. Estos ingredientes aportan sabores intensos sin necesidad de recurrir a condimentos artificiales.

2. Aromas que despiertan el apetito

El olfato también se ve afectado con el envejecimiento, pero los aromas de los alimentos recién cocinados siguen siendo un estímulo poderoso. Preparaciones al horno, sopas caseras y platillos calientes liberan olores que pueden abrir el apetito. Es ideal servir la comida en un ambiente libre de distracciones y olores no relacionados con los alimentos.

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3. Variedad de colores y texturas

El aspecto visual y la textura también influyen en el deseo de comer. Una presentación atractiva con colores vivos (como zanahoria, espinaca o betabel) puede hacer más apetecible el plato. Asimismo, combinar diferentes texturas —como cremoso, crujiente o suave— hace que la comida sea más placentera.

4. Temperatura adecuada y platillos reconfortantes

Servir los alimentos a la temperatura correcta mejora tanto el sabor como el aroma. Los platillos templados o ligeramente calientes suelen ser mejor recibidos que los fríos. Además, los alimentos familiares y tradicionales pueden generar una respuesta emocional positiva, lo que favorece su consumo.

Una alimentación saludable en la vejez no sólo depende del valor nutricional, sino también del placer que genera comer. Estimular el apetito con sabores, aromas y presentaciones agradables puede marcar una gran diferencia en el bienestar de los adultos mayores.

 

Fuente: National Institute on Aging