Las personas con ansiedad o depresión suelen tener problemas para tomar decisiones acertadas. Sin embargo, un estudio publicado en la revista eLife sugiere que su juicio podría mejorar si se enfocan en los éxitos pasados en lugar de en sus errores.
Los investigadores reclutaron a 86 adultos, divididos en tres grupos. En el primer grupo había personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad generalizada o depresión mayor. El segundo grupo incluyó a personas que mostraban síntomas de ansiedad o depresión, como preocupación excesiva y no sentirse bien con respecto al futuro, pero que no tenían un diagnóstico clínico. El último grupo lo conformaron personas sin ansiedad o depresión.
Todos los participantes jugaron un juego de computadora en el que debían elegir repetidamente entre dos formas o colores. Si elegían la opción incorrecta sufrían una leve conmoción, pero si elegían la correcta se les otorgaba un premio. La probabilidad de que una forma o color aportara una recompensa o un impacto era predecible en algunos puntos y volátil en otros. De acuerdo con los investigadores, este ejercicio tenía la intención de simular situaciones de toma de decisiones probabilísticas de la vida real, donde las personas usan resultados pasados positivos o negativos para guiar sus decisiones actuales.
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De esta forma, descubrieron que las personas que tenían depresión o ansiedad, o síntomas comunes de cualquiera de ellos, tenían problemas para seguir el ritmo de los cambios y, por lo tanto, tomaron más decisiones equivocadas; esto en comparación con los del grupo sin depresión o ansiedad, quienes tomaron decisiones correctas de manera consistente.
Los autores creen que los resultados se relacionan con la forma en la que las personas toman como referencia sus decisiones pasadas. Por ello, propusieron que quienes padecen depresión y ansiedad se concentran en lo que hicieron mal y se preocupan por cometer otro error, mientras que las personas sin dichos trastornos usan sus elecciones pasadas como guía para tomar mejores decisiones. Los investigadores subrayaron que un tratamiento como la terapia cognitivo-conductual podría ayudar a las personas con ansiedad y depresión, y a cualquiera que tenga dificultades para tomar decisiones, a ganar más confianza al aprender a concentrarse en los éxitos pasados en lugar de en los fracasos.