Las personas con enfermedad pulmonar crónica quizás tengan la preocupación de no poder respirar libremente si usan máscaras faciales o cubrebocas, pero deben usar dichas cubiertas si es posible, así lo aconsejan cuatro grupos médicos líderes.

«Las personas con pulmones normales e incluso muchas personas con enfermedad pulmonar crónica subyacente deberían poder usar una cubierta facial que no sea N95 sin afectar sus niveles de oxígeno o dióxido de carbono», así lo indican el Colegio Estadounidense de Médicos de Tórax, la Asociación Estadounidense del Pulmón, la Sociedad Torácica de Estados Unidos y la Fundación EPOC.

Los grupos reconocieron que algunas personas con enfermedades pulmonares podrían no tolerar la respiración con una máscara, llevándolas a pedir una exención de la misma por parte de su médico.

«Sin embargo, las preocupaciones del individuo deben sopesarse con las necesidades sociales para mitigar la propagación del virus», destacaron los grupos. «En algunos casos, la tranquilidad del médico con respecto a la seguridad de las máscaras faciales podría ser todo lo que se necesita. Probar una variedad de tipos de cubiertas faciales o cubrebocas puede mejorar la tolerabilidad».

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) recomiendan utilizar las máscaras faciales para frenar la propagación del coronavirus, y muchos estados, ciudades y comercios minoristas nacionales han emitido medidas respecto a su uso durante las últimas semanas, debido a que están aumentando los casos de coronavirus en todo el país (prácticamente la misma situación que ocurre en México).

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Los grupos médicos señalaron que las máscaras N95 están reservadas para los profesionales de la salud en entornos de alto riesgo y, para garantizar que haya suficientes para los trabajadores de primera línea, el público en general no debería usarlas.

«Existen estudios limitados que analizan los efectos del uso de cubiertas faciales en el nivel de oxígeno del usuario, o en los niveles de dióxido de carbono. Los estudios que se han realizado son principalmente en máscaras N95 de alta resistencia donde hay una caída porcentual estadísticamente insignificante en los niveles de oxígeno, e incluso se observó un aumento menor en los niveles de dióxido de carbono entre los trabajadores de la salud que usan máscaras durante períodos prolongados de tiempo», comentaron los grupos.

Sin embargo, se debe desaconsejar el uso de las máscaras N95 por parte del público en general, a excepción de ciertos pacientes inmunocomprometidos que deberían discutir el problema con sus médicos, agregaron. Incluso para estos pacientes, el distanciamiento físico debería ser el principal método de protección.

«Existen múltiples opciones de máscaras faciales que pueden ser más cómodas que otras. Es probable que algo sea mejor que nada cuando no se toleran ciertas cubiertas faciales», subrayaron los grupos.

Y existe otra opción: «Aunque las máscaras y los protectores faciales (caretas) no se deben ver indistintamente, los datos disponibles sugieren que las caretas pueden reducir la cantidad de exposición por inhalación a otro virus respiratorio que se propaga mediante gotitas: el de la influenza», declararon los expertos.

Aún así, todos, especialmente aquellos con enfermedad pulmonar grave, deben recordar que la mejor manera de evitar la infección es mantener un distanciamiento físico estricto, así como lavarse las manos con frecuencia, concluyeron los grupos.

 

Vía: Health Day News