El amaranto es un alimento rico en nutrientes, razón por la que se le atribuyen numerosos beneficios para la salud, como el desarrollo de músculos y huesos fuertes —por su contenido en calcio y magnesio— y el control del colesterol, gracias a su fibra soluble e insoluble.
¿Sabías que existen más de 800 especies de amaranto? Tan sólo en México se producen 4,600 toneladas de este producto —al año—, de acuerdo con la Sagarpa. Lamentablemente, sólo es aprovechado el grano, mientras que el forraje —planta— se considera un desecho.
A decir de María de Jesús García Gómez, investigadora de la Universidad del Papaloapan (Unpa) e integrante del cuerpo académico de Biotecnología Sustentable, los péptidos bioactivos obtenidos de las proteínas presentes en el forraje del amaranto podrían utilizarse para el tratamiento de la hipertensión arterial, así como para la insuficiencia cardiaca.
Estas sustancias —péptidos bioactivos— son secuencias de aminoácidos con actividad biológica comprobada, los cuales resultan benéficos a nivel fisiológico, gracias a sus propiedades antioxidantes, según García Gómez.
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Bajo esta premisa, la Unpa propone utilizarlos para su aislamiento, estudio y adición en alimentos. Así, tras la cosecha del amaranto, se seca el forraje para después molerlo y obtener harina, producto del que se extraen las proteínas.
“Posteriormente, se recurre a un proceso de hidrólisis enzimática, en donde las proteínas se mezclan con enzimas proteolíticas específicas para la ruptura de los enlaces peptídicos para obtener un hidrolizado, que a continuación se fracciona en diferentes pesos moleculares”, detalló la experta.
De acuerdo con la investigadora, es factible presentar un estudio que brinde un mayor valor agregado a esta planta. ¿Qué opinas sobre estos beneficios?
Vía: CONACYT