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El arroz integral viene en una variedad de colores, que incluyen al dorado, morado, rojo y negro. El más común de todos es el marrón, que no se refiere a una variedad en particular sino al color natural del grano.

El arroz que se muele y pule para eliminar el salvado y los componentes del germen, dejando solo el endospermo almidonado (tejido nutricional formado en el saco embrionario de las plantas con semilla), se conoce como arroz blanco. Pero este proceso de refinación también elimina los nutrientes clave.

En comparación con el arroz blanco, el arroz integral contiene cantidades mucho más altas de fibra, ciertas vitaminas B (B1, B3, B6 y B9), magnesio, potasio y hierro. Diversas investigaciones sugieren que cambiar el arroz blanco por arroz integral puede mejorar los niveles de azúcar en sangre y ayudar a controlar el peso.

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Cabe destacar que, hoy en día, puedes encontrar diferentes variedades de arroz integral en las tiendas, incluido el arroz basmati fragante de grano largo (común en la cocina india) y el arroz jazmín (popular en Tailandia y otros países del sudeste asiático).

Por ello, no lo pienses más e incorpora a tu dieta este nutritivo grano. Para cocinar arroz integral, combina una taza de arroz con aproximadamente dos tazas de agua (o caldo de verduras bajo en sodio) en una cacerola con tapa. Lleva a ebullición, reduce el fuego, cubre y cocina a fuego lento durante 45 a 50 minutos. Para ahorrar tiempo, cocina un lote grande y almacena porciones de tamaño doméstico en el congelador hasta por varios meses.

 

Vía: Harvard Medical School