Por diversos motivos, entre los que destaca el miedo a la oscuridad, es común que los niños pequeños tiendan a dormir con la luz prendida, ya sea la de su cuarto o la del pasillo más próximo. Si bien esta acción parece inocente, podría afectar la calidad de su sueño, y con ello su salud integral.
De acuerdo con un reciente estudio estadounidense, los pequeños que duermen cotidianamente con la luz prendida, o se exponen a la misma momentos antes de ir a la cama, poco a poco van sufriendo un cambio en su reloj biológico, el cual puede desajustarse y provocarles problemas de sueño.
Esto se debe a que los ojos de los niños -principalmente aquellos cuya edad oscila entre los 3 y los 5 años- permiten el paso a una mayor cantidad de luz que los ojos de los adultos. Esto provoca que se reprima la creación de melatonina (hormona natural que interviene en el ciclo natural del sueño).
“Sabemos, gracias a estudios en adultos, adolescentes y niños mayores de 6 años, que el reloj biológico es muy sensible a la exposición luminosa. Particularmente, durante la tarde la luz suele reprimir la hormona promotora del sueño: la melatonina”, precisó Lameese D. Akacem, autora del estudio y profesora de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos.
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Dormir o estar expuesto a la luz durante un par de horas antes de ir a la cama desequilibra los niveles de melatonina en los niños, afectando su calidad del sueño, concluyó el estudio publicado en la revista especializada Physiological Reports.
Es por ello que los padres de familia deben evitar que los niños estén expuestos a luz muy brillante justo antes de dormir. Para conseguirlo, una hora antes de ir a la cama los padres pueden considerar la idea de crear una atmósfera propicia para el sueño, en donde se apaguen las luces brillantes y se regule la intensidad de las luces tenues.
En el caso de los pequeños que no puedan conciliar el sueño en la completa oscuridad, los especialistas recomiendan el uso de una pequeña lámpara de noche, siempre y cuando la coloquen lejos del rostro del niño. “Muchas veces los padres preguntan sobre la lamparita de noche. Mi recomendación es ponerla en el piso, para no dirigir la luz directamente a los ojos”, destacó Judith Owens, directora de Medicina del Sueño en el Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos.