Existen enfermedades relacionadas con la vida adulta y sus malos hábitos. Una de ellas es el reflujo gastroesofágico, el cual tiende a surgir a causa del consumo de alcohol, la obesidad o el tabaquismo, por mencionar algunos.

Sorprendentemente, los niños también pueden padecer esta afección. Para entender esto, es importante aclarar que reflujo y enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) no son lo mismo. El primero ocurre cuando los alimentos en el estómago vuelven al esófago; en tanto, el segundo engloba un tipo de reflujo más grave y duradero.

La primera señal para distinguirlos es la frecuencia con la que ocurren. Es decir, si un menor presenta reflujo más de dos veces por semana, durante varias semanas, podría tratarse de un caso de ERGE.

¿Por qué le ocurre a los niños?

Existe un músculo —esfínter esofágico inferior— que actúa como válvula entre el esófago y el estómago. Cuando el niño come, este músculo se relaja para dejar que los alimentos pasen al estómago, el resto del tiempo permanece cerrado. En los niños con reflujo o ERGE, el esfínter se debilita; como consecuencia, el contenido del estómago vuelve al esófago.

Conoce más: 5 medidas clave para reducir los síntomas del reflujo

Causas

  • Hernia de hiato —la parte alta del estómago se extiende hacia arriba por una abertura en el diafragma—.
  • Presión sobre el abdomen por sobrepeso u obesidad.
  • Algunas medicinas para el asma o las alergias, analgésicos, sedantes y antidepresivos.
  • Fumar o exponerse al humo de segunda mano.
  • Cirugía previa en el esófago.
  • Retraso del desarrollo severo.
  • Ciertas condiciones neurológicas.

Afortunadamente, en la mayoría de los casos se trata de reflujo y no de ERGE. Para recibir un diagnóstico adecuado, es recomendable visitar a un especialista. Los síntomas son clave, habla con tu pequeño y anímalo durante las pruebas recomendadas.

 

Vía: Medline Plus