La inmunidad colectiva se produce cuando suficientes personas se vuelven inmunes a una enfermedad, haciendo que su propagación sea poco probable. Como resultado, toda la comunidad se encuentra protegida, incluso aquellos que todavía no son inmunes. Generalmente, la inmunidad colectiva se logra a través de la vacunación, pero también puede ocurrir mediante una infección natural.
Basándose en la información que hasta el momento se tiene sobre la contagio del virus COVID-19, los expertos calculan que entre el 60% y el 70% de la población necesita ser inmune para lograr la inmunidad colectiva. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, la cifra debería rondar los 200 millones de personas; y para todo el mundo, la cifra debería alcanzar los cinco mil millones de personas. (Al día de hoy, no estamos cerca de tener los números necesarios para lograr la inmunidad colectiva).
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Alcanzar este tipo de inmunidad a partir de una infección natural significa que muchas personas se enfermarían y muchas morirían. Estos riesgos pueden ir disminuyendo a medida que se desarrollen tratamientos efectivos. Sin embargo, todavía no se sabe cuánto tiempo las personas que se recuperan de COVID-19 permanecerán inmunes a la reinfección.
En un escenario ideal, la inmunidad colectiva se lograría a través de una vacuna segura (o vacunas) que confieran una inmunidad duradera.