Seguir una alimentación saludable y mejorar tus hábitos de ejercicio puede traer como recompensa la pérdida de peso. Sin embargo, existe una parte del proceso en la que la balanza podría dejar de moverse. En ese momento, has llegado a una meseta en tu descenso de peso.
Estancamiento del peso
Al reducir las calorías de tu alimentación, el cuerpo obtiene la energía necesaria mediante la liberación de los depósitos de glucógeno, una clase de carbohidratos que se encuentra en los músculos y en el hígado, a decir de Mayo Clinic.
El glucógeno está compuesto parcialmente de agua, por lo que al quemarlo para obtener energía, éste la libera y da lugar al adelgazamiento que, en su mayoría, es agua. Sin embargo, este efecto es temporal.
A medida que adelgazas, reduces masa muscular junto con la grasa. Los músculos ayudan a mantener el índice al que quemas calorías —metabolismo—. Por lo tanto, mientras bajas de peso, tu metabolismo disminuye y hace que quemes menos calorías de las que quemabas al principio.
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¿Cómo puedes superar una meseta de adelgazamiento?
Si llegas a un período de estancamiento del peso, puede que hayas adelgazado tanto como sea posible con tu plan actual de alimentación y ejercicio. Pregúntate si estás satisfecho con tu peso actual o si deseas adelgazar más, en cuyo caso necesitarás ajustar tu programa.
Te recomendamos:
- Revisar tus registros de alimentos y actividades.
- Reducir más tus calorías diarias, siempre que no quedes por debajo de las 1,200.
- Intensificar tu entrenamiento.
- Incluir más actividades en tu día.
Si tus esfuerzos para superar la meseta en tu proceso de adelgazamiento no funcionan, habla con tu médico o con un dietista sobre otras tácticas que puedas intentar.
Fuente: Mayo Clinic