Es común relacionar los coágulos con las heridas y la cicatrización, debido a que se forman tras una lesión para detener el sangrado en pocos minutos. Esto sucede como un proceso natural del cuerpo, en el que se usan hasta 10 diferentes proteínas presentes en el plasma sanguíneo. Dicho de otra forma, la sangre pasa de líquida a sólida en el sitio de la herida.

Proceso de coagulación

Cuando una pequeña arteria se corta, se exponen las fibras de colágeno. A medida que las plaquetas comienzan a adherirse a los extremos de la cortada, segregan sustancias químicas que atraen aún más plaquetas. Con el tiempo, se forma un tapón y el sangrado externo se detiene.

Posteriormente, filamentos de la sangre — llamados fibrinas— se juntan y sellan la parte interna de la herida. Así, el vaso sanguíneo sana y el coágulo se disuelve luego de algunos días.

Problemas de coagulación

Si bien los coágulos ayudan a detener sangrados, algunas personas producen demasiados o su sangre no coagula normalmente. Cuando esto ocurre, existe el riesgo de problemas graves, como ataque cardíaco, trombosis en intestinos, riñones y piernas, embolia pulmonar, accidente cerebrovascular, entre otros.

Algunos factores de riesgo para desarrollar coágulos son:

  • Enfermedades genéticas.
  • Arterioesclerosis.
  • Diabetes.
  • Fibrilación auricular.
  • Exceso de peso o síndrome metabólico.
  • Algunos medicamentos.
  • Fumar.

Conoce más: Exceso de peso y riesgo de coágulos sanguíneos en niños y adolescentes

Ciertos hábitos, además del tabaquismo, aumentan el riesgo de trastornos de coagulación. El sedentarismo, cruzar las piernas por períodos prolongados y una mala alimentación, son algunos de ellos.

Procura mantenerte activo y llevar una dieta libre de grasas trans, las cuales conducen a alteraciones vasculares. Considera que la acumulación de colesterol estrecha las arterias y puede cambiar o reducir la circulación de la sangre, facilitando la formación de coágulos dañinos.

 

Vía: Medline Plus/ Hola Doctor