El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de dificultad para respirar -conocida médicamente como disnea– y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra, afectando la salud integral y calidad de vida de quien la padece.

A pesar de que se trata de una de las enfermedades respiratorias crónicas más frecuentes entre la población –se calcula que en todo el mundo al menos 300 millones de personas la padecen– los especialistas en salud aún no han logrado identificar con exactitud la causa que la provoca.

Sin embargo, lo que sí se ha logrado determinar es que existen algunos factores genéticos y ambientales que pueden aumentar el riesgo de padecer asma, con más frecuencia en los primeros años de vida, por ejemplo:

-Una tendencia heredada de desarrollar alergias.

-Padres con asma.

-Exposición en el entorno: alérgenos, humo de tabaco o infecciones respiratorias virales durante el embarazo, la infancia o los primeros años de la niñez.

Asimismo, la Secretaría de Salud indicó que el hecho de inhalar ácaros del polvo, humo, además de mantenerse en ambientes fríos o incluso experimentar una emoción extrema, ya sea de enfado o miedo, son algunos factores de riesgo para desarrollar asma.

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De acuerdo con la dependencia federal, aunque hasta el momento se desconocen las causas de esta enfermedad al 100%, los factores de riesgo más importantes son los alérgenos en espacios cerrados (como ácaros de polvo presentes en ropa de cama, alfombras, muebles tapizados, contaminación y caspa de animales domésticos).

Inhalar alérgenos en espacios exteriores, como polen y mohos, humo de tabaco y productos químicos irritantes también pueden elevar el riesgo de desarrollar asma.

En algunas personas el asma puede sobrevenir en respuesta a algunos medicamentos, como la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos, o [los fármacos] empleados contra la hipertensión, algunos problemas cardíacos o la migraña”, destacó la Secretaría de Salud en un comunicado.

Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones, detalló la dependencia.

Esta afección se puede controlar con el tratamiento adecuado, el cual incluye medicamentos a corto plazo, mientras que los pacientes con síntomas persistentes deben tomar medicamentos diariamente y a largo plazo.

 

Vía: Notimex, MedlinePlus