Se conoce como espasmos infantiles -también denominados como síndrome de West- a un trastorno convulsivo que afecta a algunos bebés.
Durante ellos, los pequeños sufren crisis convulsivas (o espasmos) que hacen que los músculos de brazos y piernas se pongan rígidos y que la cabeza del bebé se desplace hacia delante.
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En la mayoría de los casos, este trastorno comienza a manifestarse entre los 2 y los 12 meses de vida, y alcanza su punto máximo entre los 4 y los 8 meses. Se calcula que este padecimiento puede afectar a 1 de cada 2 mil niños.
¿Cómo son?
Los espasmos infantiles comienzan súbitamente y duran un segundo o dos. Suelen aparecer uno tras otro en conjuntos que duran varios minutos.
Ocurren con más frecuencia justo después de despertarse. Se suelen confundir con el cólico del lactante, el reflujo, o el hipo.
Durante uno de estos episodios, un bebé puede llegar a presentar alguno o varios de los siguientes comportamientos:
-Cabeza orientada hacia delante con los brazos extendidos hacia afuera y las piernas estiradas y pegadas al cuerpo.
-Cabeza orientada hacia atrás con brazos y piernas estiradas.
-Leves movimientos de cuello o de otras partes del cuerpo.
Causas
Las causas de este trastorno pueden ser varias. De acuerdo con expertos en salud, su aparición puede deberse a causas como:
-Malformaciones cerebrales.
-Infecciones.
-Lesiones cerebrales o vasos sanguíneos anormales en el cerebro.
-Se pueden dar en bebés con determinados trastornos metabólicos y genéticos.
-En casos raros, aparecen debido a una deficiencia en la vitamina B6.
-En algunos casos se desconoce su causa.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?
Los padres pueden ayudar a que su hijo afronte este problema de salud siguiendo algunas recomendaciones:
-Administrar correctamente cualquier medicamento que haya sido recetado por un médico.
-Asistir a todas evaluaciones de control evolutivo y terapias.
-Concertar y asistir a todas las visitas de seguimiento.
Vía: Kid’s Health