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Después de las vitaminas y minerales en cápsulas, el aceite de pescado con sus ácidos grasos omega-3 es el suplemento más utilizado, el cual es consumido por aproximadamente el 10% de las personas en Estados Unidos.

Entonces, cuando las revisiones de diferentes estudios revelan que tales suplementos no benefician la salud de las personas con afecciones cardíacas, y que los investigadores pensaban que sí, es difícil saber qué hacer.

Una cosa que los científicos saben es que los omega-3 son grasas esenciales: tu cuerpo no puede producirlas. Así que, para una buena salud general, debes obtenerlos de la dieta (los alimentos que consumes).

Los principales tipos de ácidos grasos omega-3 son:

  • El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), que se encuentran en los pescados grasos y en algunos mariscos.
  • El ácido alfa-linolénico, o ALA, que se halla en los aceites vegetales, frutos secos (especialmente nueces), lino y algunas verduras de hoja.

Conoce más: Una manera deliciosa de obtener omega-3 en tu dieta

Los omega-3 pueden ayudar a reducir la inflamación, un factor presente tanto en la placa que obstruye las arterias como en ciertas enfermedades autoinmunes, dígase la artritis reumatoide. Existe alguna evidencia de que los omega-3 ofrecen un alivio moderado de los síntomas de dicha artritis.

Los omega-3 pueden diluir la sangre y pueden reducir la probabilidad de desarrollar coágulos peligrosos, pero eso también podría significar que tu sangre tardará más en coagularse después de una simple cortada, por ejemplo. Esto puede ser peligroso si también tomas un anticoagulante recetado o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno o aspirina, lo que puede causar úlceras sangrantes. Por lo tanto, habla con tu médico sobre las posibles interacciones entre medicamentos si estás considerando los suplementos de omega-3.

Un punto importante sobre diversas investigaciones que encontraron pocos o ningún beneficio para el corazón del aceite de pescado, es que la mayoría de estos estudios incluyeron suplementos de omega-3 en lugar de alimentos naturalmente ricos en estos ácidos grasos.

De la poca investigación que se ha realizado, se sabe que comer alimentos que son fuentes naturales de omega-3 parece ser mejor que obtenerlos a través de suplementos, además de que se obtienen los otros nutrientes presentes en tales alimentos.

Así que pon pescados grasos como salmón, atún y trucha, o mariscos como cangrejo, mejillones y ostras, en tu menú dos veces por semana; y toma un puñado de nueces para un refrigerio saludable que te dejará satisfecho(a).

 

Vía: Health Day News