La pandemia de COVID-19 no ha cambiado el hecho de que las personas juegan un papel crucial en la mejora de las tasas de supervivencia si se presenta un paro cardíaco. Pero brindar reanimación cardiopulmonar (RCP) que puede salvar vidas requiere consideraciones adicionales en medio de la crisis por coronavirus, así lo revela la guía temporal de Asociación Estadounidense del Corazón (AHA).
«Históricamente, no hemos visto un riesgo significativo para quienes brindan RCP únicamente con sus manos, pero en pacientes con COVID-19, realizar compresiones torácicas tiene el potencial de propagar el virus», destacó la doctora Dana Edelson, directora médica ejecutiva de atención de rescate en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago (Estados Unidos).
Para los paros cardíacos en el hogar, otro miembro de la familia puede ser quien realice RCP con un riesgo más bajo, pues probablemente ya haya estado expuesto si el paciente tiene COVID-19, indicó Edelson, autora principal de la guía publicada en abril en la revista Circulation de la AHA.
«Es probable que haya pocos inconvenientes al comenzar la RCP y mucha alza en términos de supervivencia para el paciente», señaló.
Alrededor del 70% de los paros cardíacos que ocurren fuera de los hospitales ocurren en un hogar o en un entorno residencial, y con las órdenes actuales de quedarse en casa, vigentes en la mayor parte de México, «es difícil imaginar que ese porcentaje no aumente», subrayó Edelson. «Las personas con más probabilidad de convertirse en rescatistas son otros miembros del hogar».
Iniciar RCP de inmediato en lugar de esperar a que llegue el personal médico marca una gran diferencia. La RCP iniciada por una persona común puede casi duplicar la probabilidad de supervivencia de un paro cardíaco, de aproximadamente 7% a 14%.
Las tensiones en los sistemas de respuesta de emergencia en algunas áreas podrían ocasionar demoras antes de que llegue el personal médico, lo que resalta la necesidad de que los transeúntes estén listos para actuar, apuntó Edelson.
«Cada minuto de retraso se correlaciona con una menor probabilidad de supervivencia», advirtió.
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¿Qué hacer y cómo actuar?
«Usa tu tiempo de refugio en casa para hacer un repaso rápido en línea de cómo se realiza la RCP únicamente con las manos. Lo más probable es que la vida que salves sea la de un ser querido», recomendó Edelson.
Si ocurren paros cardíacos en lugares públicos, como una tienda de comestibles, una farmacia u otro lugar de trabajo para trabajadores esenciales, la guía actual menciona que los transeúntes deben realizar, por lo menos, RCP solo con sus manos. Existe la opción de utilizar una máscara facial o un paño para cubrir la boca y la nariz del rescatista y/o la víctima para reducir el riesgo de transmisión del virus, aunque no hay datos disponibles que respalden dichaze4z práctica.
«La era del COVID-19 presenta riesgos para los rescatistas que antes no estaban presentes, y tales riesgos aumentan si eres adulto mayor o tienes afecciones médicas subyacentes, como enfermedades cardíacas, pulmonares y diabetes», refirió Edelson. «Nuestras pautas permanecen sin cambios en el sentido de que si estás dispuesto(a) y puedes hacer RCP, debes hacer RCP».
Las personas en lugares públicos deben equilibrar sus propios factores de riesgo de complicaciones si adquieren COVID-19 contra el conocimiento de que las tasas de supervivencia sin RCP son pésimas, detalló Edelson. Pero llamar al 911 es clave, al igual que decidir rápidamente si se realiza la RCP.
Con los desfibriladores externos automáticos portátiles, el uso de una carga eléctrica para regresar al corazón a un ritmo normal no parece tener un mayor riesgo de dispersar el coronavirus en el aire, aseguró Edelson.
«Si hay un desfibrilador cerca, úsalo», aconsejó.
La RCP tradicional, que incorpora respiraciones de rescate además de las compresiones torácicas, también se recomienda para los niños porque estos suelen experimentar con más frecuencia un paro cardíaco como resultado de un evento respiratorio, en lugar de por un evento cardíaco, explicó Edelson.
La guía se creó en colaboración con la Academia Estadounidense de Pediatría, el Colegio Estadounidense de Médicos de Emergencia, la Asociación Estadounidense de Atención Respiratoria, la Sociedad de Anestesiólogos de Cuidados Críticos y la Sociedad Estadounidense de Anestesiólogos.
Vía: Health Day News