El salmón, el atún y otros pescados grasos de agua fría con alto contenido de ácidos grasos omega-3 pueden ser una incorporación beneficiosa para cualquier dieta.
El cuerpo es incapaz de producir ácidos grasos omega-3, lo que significa que tienen que provenir de la alimentación. Los pescados grasos son una gran fuente natural de tales grasas saludables.
Como lo indica la Fundación Nacional del Riñón, las grasas omega-3 pueden reducir los niveles de grasa en el torrente sanguíneo, así como disminuir ligeramente la presión arterial. Debido a que la hipertensión es un factor de riesgo para la enfermedad renal, encontrar formas naturales de reducir la presión puede ayudar a proteger los riñones.
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Por su parte, los camotes o papas dulces son similares a las papas blancas, pero su exceso de fibra puede hacer que se descompongan más lentamente, lo que da como resultado un aumento menor en los niveles de insulina. Los camotes también contienen vitaminas y minerales, como el potasio, que pueden ayudar a equilibrar los niveles de sodio en el cuerpo y reducir su efecto sobre los riñones.
No obstante, debido a que los camotes son un alimento rico en potasio, cualquier persona que tenga enfermedad renal crónica (ERC) o se encuentre recibiendo diálisis debe limitar el consumo de esta verdura.
Fuente: Medical News Today