Un diastema es un espacio entre los dientes de más de 0.5 milímetros de ancho. Puede desarrollarse entre cualquier diente.

Generalmente, el tratamiento no es necesario por motivos médicos. Pero si a una persona no le gusta la apariencia de su diastema, es posible cerrar o reducir la abertura.

Un diastema puede resultar debido a:

-El tamaño de los dientes en relación con la mandíbula. Si los dientes de una persona son demasiado pequeños, en relación con el tamaño de su mandíbula, pueden aparecer espacios entre ellos.

El tamaño de la mandíbula y los dientes puede ser genético, lo cual es una de las razones por las que los diastemas suelen ser hereditarios.

-Dientes faltantes o de tamaño insuficiente. Si algunos dientes faltan o son más pequeños que otros, se puede desarrollar un diastema.

Esto suele involucrar a los incisivos laterales superiores, los dientes que se ubican a cada lado de los dos dientes frontales superiores. Si los incisivos laterales superiores faltan o son relativamente pequeños, se puede formar un espacio entre los dos dientes frontales.

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-Frenillo labial de gran tamaño. El frenillo labial es el tejido que se extiende desde el interior del labio superior hasta la encía por encima de los dientes frontales superiores.

Si este tejido es especialmente grande, puede provocar que se forme un espacio entre estos dientes.

-Enfermedad de las encías. La migración de los dientes es un signo típico de enfermedad de las encías avanzada.

En las personas con enfermedad de las encías, la inflamación daña el hueso que sostiene los dientes. Con el tiempo, los dientes pueden aflojarse y pueden aparecer espacios.

-Reflejo de deglución incorrecto. Cuando el reflejo de deglución se produce correctamente, la lengua presiona contra el paladar. En cambio, cuando dicho reflejo es incorrecto, una persona puede empujar la lengua contra los dientes frontales al tragar. Con el tiempo, dicha presión repetitiva contra los dientes frontales los empuja hacia adelante, provocando que se forme un espacio.

Malos hábitos. Chuparse el dedo, el labio, empujar la lengua y hábitos similares pueden ejercer presión sobre los dientes frontales, empujándolos hacia adelante. Esto puede provocar diastemas.

-Pérdida de dientes primarios. Los niños pueden desarrollar diastemas temporales cuando se les caen los dientes de leche. Una vez que salen los dientes permanentes o de adultos, estos espacios normalmente se cierran.

 

Fuente: Medical News Today