Una convulsión febril es aquella que se produce en un niño a causa de la fiebre. Esta última suele deberse a una infección. Las convulsiones febriles se presentan en niños pequeños y sanos que tienen un desarrollo normal y que no han tenido ningún síntoma neurológico antes.

Puedes ayudar manteniendo a tu hijo(a) seguro(a) durante una convulsión febril y ofreciéndole consuelo después. Llama a tu médico para que evalúe a tu niño(a) lo antes posible si presentó una de estas convulsiones.

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Generalmente, tener una temperatura corporal más alta de lo normal causa convulsiones febriles. Incluso una fiebre leve puede desencadenar una convulsión de esta índole. A continuación te mencionamos dos causas comunes de estas convulsiones:

1. Infección

Las fiebres que desencadenan convulsiones febriles suelen ser el producto de una infección viral y, con menos frecuencia, de una infección bacteriana. El virus de la gripe (influenza) y el virus causante de la roséola, que suelen ir acompañados de fiebre elevada, parecen estar asociados con mayor frecuencia a las convulsiones febriles.

2. Convulsiones posteriores a la vacunación

El riesgo de presentar una convulsión febril puede aumentar después de algunas vacunas infantiles. Entre ellas se encuentran la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Un niño puede presentar fiebre leve después de una vacunación. Cabe destacar que es la fiebre, y no la vacuna, la que provoca la convulsión.

 

Fuente: Mayo Clinic