El cuerpo produce cerumen (o cera en términos coloquiales) para limpiar y proteger los oídos. La cera acumula suciedad, polvo y otras materias, impidiendo que penetren más en el oído.
Existe una tendencia entre las personas a querer limpiarse los oídos porque creen que el cerumen es un indicio de suciedad. Tal información errónea conduce a hábitos que ponen en riesgo la salud del oído.
Las actividades cotidianas, como mover la mandíbula y masticar, ayudan a que el cerumen nuevo empuje el cerumen viejo hacia la abertura del oído, donde se desprende o se lava durante el baño. Este proceso continuo de autolimpieza es normal, pero a veces falla. El resultado: una acumulación de cera que puede bloquear total o parcialmente el canal auditivo.
Conoce más: 3 prácticas para quitar el cerumen que debes evitar
Por ello, aquí te dejamos algunos consejos para proteger tus oídos avalados por los expertos en el ramo:
- No te excedas al limpiar tus oídos. La limpieza excesiva puede irritar el canal auditivo y posiblemente causar una infección.
- No te metas cosas en el oído. Los hisopos de algodón, las horquillas para el cabello y los palillos de dientes pueden causar un corte en el canal auditivo, un agujero en el tímpano y/o dislocación de los huesos auditivos, derivando en problemas que incluyen pérdida de audición, mareos y zumbidos.
- Nunca utilices «velas para los oídos». Las pautas indican que no hay evidencia de que esta práctica de medicina alternativa pueda eliminar el cerumen impactado. Y el llamado trasluz podría ocasionar daños graves al canal auditivo y al tímpano.
- Busca atención médica si experimentas pérdida de audición, oídos llenos, drenaje, sangrado o dolor de oído.
- Consulta a tu médico para saber si puedes tratar la impactación de cerumen en casa. Ciertas afecciones médicas o del oído hacen que algunos tratamientos sean inseguros.
Fuente: Health Day