Si una ampolla no causa demasiado dolor, trata de mantenerla intacta. La piel intacta sobre una ampolla puede brindar una barrera natural contra las bacterias y disminuir el riesgo de infección. Cúbrela con un vendaje o tela de algodón. En el caso de la tela, corta un trozo de la misma en forma de dona y coloca la almohadilla de modo que rodee y proteja la ampolla. Después, cubre la ampolla y tela con una gasa.
Busca atención médica si la ampolla parece estar infectada. Si tienes diabetes o mala circulación, llama a tu médico antes de tratar la ampolla por tu cuenta.
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Para aliviar el dolor relacionado con las ampollas, drena el líquido mientras dejas intacta la piel que la recubre. Hazlo de la siguiente forma:
- Lávate las manos y la ampolla con jabón y agua tibia.
- Limpia la ampolla con yodo.
- Limpia una aguja afilada con alcohol isopropílico.
- Utiliza la aguja para pinchar la ampolla en varios puntos cerca del borde. Permite que el líquido drene, pero deja la piel que lo recubre en su lugar.
- Aplica una pomada como vaselina en la ampolla y cúbrela con una gasa antiadherente. Si aparece una erupción, deja de usar la pomada.
- Atención de seguimiento. Revisa el área todos los días para detectar infecciones. Después de varios días, utiliza pinzas y tijeras esterilizadas con alcohol para cortar la piel muerta. Aplica más ungüento y un vendaje.
RECUERDA: Para evitar ampollas por fricción en los pies, usa zapatos que te queden bien. También ayuda el utilizar calcetines que absorben la humedad. Prueba los distintos calcetines, zapatos y plantillas que están diseñados específicamente para ayudar a reducir la formación de ampollas. Asimismo, puedes intentar colocar tela de algodón en las áreas del interior de tus zapatos donde podría rozar tu pie. O puedes espolvorear el interior de tus calcetines con talco para pies. El uso de guantes ayuda a prevenir las ampollas en las manos.
Fuente: Mayo Clinic