La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune progresiva que provoca dolor crónico y rigidez.

La AR no está catalogada como una discapacidad, pero puede considerarse como tal si la persona que la padece cumple con criterios específicos. Los criterios exactos dependen de la agencia u organización de la que deseas recibir servicios o beneficios, pero concretamente, la afección suele considerarse una discapacidad cuando el dolor que provoca impide que la persona trabaje.

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Como regla general, para que se considere una discapacidad, la AR debe ser lo suficientemente grave como para impedirte acudir al trabajo o realizarlo de manera remota. Además, tu médico debe pensar que es muy probable que tu AR continúe impidiéndote laborar durante al menos 12 meses. Lo usual en estos casos es que deberás presentar documentación, como un diagnóstico de tu médico, radiografías, evidencia de tus medicamentos y más.

Cada organización tiene sus propias reglas y te especificará qué información requiere para procesar tu solicitud.

Fuente: Healthline