En todos los tipos de asma, una persona tiene sus vías respiratorias demasiado sensibles e inflamadas, lo que produce los síntomas característicos de la afección.

La inflamación ocasiona hinchazón en las vías respiratorias, haciéndolas más estrechas y dificultando la respiración. El cuerpo también produce un exceso de moco, lo que dificulta todavía más la acción de respirar. Tales factores disminuyen la cantidad de aire que puede llegar a los pulmones.

Los procesos inflamatorios son similares en el asma extrínseca e intrínseca. Las biopsias de las vías respiratorias han demostrado que la inflamación en el asma generalmente involucra a las mismas células que desempeñan papeles clave, ya sea que el individuo sea alérgico o no. Esto respalda la creencia de que las consecuencias de la activación de los mastocitos mediada por una variedad de células son clave para el desarrollo del asma clínica.

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Varios estudios también han descubierto que puede haber más similitudes entre el asma intrínseca y extrínseca de lo que los investigadores pensaban anteriormente. Ambos tipos de asma involucran la producción local de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE) en las vías respiratorias en respuesta a los desencadenantes relevantes.

El asma extrínseca se presenta cuando el sistema inmunológico reacciona exageradamente a una sustancia inofensiva, como el polen o el polvo. El cuerpo libera IgE. La liberación de dicho anticuerpo provoca inflamación y síntomas de asma.

El asma intrínseca tiene lugar cuando algo distinto a los alérgenos desencadena una respuesta del sistema inmunológico. Después, el cuerpo libera IgE. Las personas no siempre son capaces de identificar el desencadenante.

 

Fuente: Medical News Today