Una pesadilla suele ocurrir durante la etapa REM (movimientos oculares rápidos) del sueño, que suele ser la fase final de un ciclo de sueño. Esto explica por qué un niño suele despertarse con una pesadilla a mitad de la noche o temprano durante la mañana.

Monstruos, fantasmas, perros que ladran, tigres que merodean o personas que lucen amenazantes suelen ser actores clave en las pesadillas de los niños. Los menores también pueden tener sueños aterradores en los que son intimidados o acosados.

A diferencia de los terrores nocturnos, las pesadillas típicas no implican que el niño vocalice o actúe mal mientras duerme. Sin embargo, una vez que despiertan de su pesadilla, los niños pueden sentirse vulnerables y ansiosos, con latidos cardíacos rápidos. En ocasiones, las pesadillas pueden ser tan intensas que el niño o la niña desarrollan fobia a quedarse dormidos.

Las pesadillas ocasionales pueden asustar a los niños, pero tales temores pueden disminuir una vez que los padres les aseguran gentilmente que todo está bien. Explícale a tu hijo(a) que las pesadillas no son reales, y que son solo pensamientos creados por el cerebro que, en realidad, son inofensivos.

No obstante, ten cuidado de que los niños no dependan demasiado de la tranquilidad que les brindes. En lugar de eso, anima a tu hijo(a) a aprender a calmarse solo(a) después de que se despierte de un mal sueño.

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Por la misma razón, dormir con tu niño(a) después de una pesadilla probablemente no sea una buena idea: hacer que los niños dependan del apapacho podría incluso aumentar la frecuencia de las pesadillas.

Una estrategia comprobada y que funciona es presentarles a los niños un «compañero de sueño», como un muñeco o animal de peluche.

Los padres pueden decirle al niño que su compañero de sueño tiene miedo, lo que requiere que lo consuele por la noche, o que su compañero de sueño es capaz de proteger al niño; ambas estrategias de intervención pueden aliviar los temores nocturnos y mejorar la calidad del sueño del niño.

Si sabes que tu niño está experimentando miedos o enojo durante el día, habla con ella/él sobre tales sentimientos en un ambiente relajado antes de que se acueste. Calmar las ansiedades puede ayudar a prevenir las pesadillas.

La respiración profunda, la relajación muscular y otras técnicas de afrontamiento también pueden ayudar a los niños a dormir más profundamente.

 

Fuente: Health Day