Aunque es habitual que el equilibrio se vaya deteriorando con la edad, existen cosas que se pueden realizar para mejorarlo. Como ocurre con la mayoría de los aspectos de la salud, la dieta, el ejercicio y una hidratación adecuada pueden ayudar. Revisa tus medicamentos con tu médico para ver si alguno de ellos contribuye a la falta de equilibrio. Incluso si no ha notado ningún cambio en la visión, debe hacerse exámenes oculares periódicos.

Muchas actividades pueden ayudarte a mantener (o incluso mejorar) el equilibrio a medida que envejeces. Por ejemplo, el yoga puede mejorar tu flexibilidad, así como tu capacidad para mantener el cuerpo firme y realizar movimientos disciplinados. El tai chi, una serie de movimientos y posturas fluidos y coreografiados, aumenta el equilibrio al tiempo que desarrolla la fuerza muscular y la resistencia. Los ejercicios de pilates fortalecen los músculos centrales y la flexibilidad, elementos esenciales para una buena postura y el equilibrio. Como la fuerza muscular es tan crucial, puedes desarrollar el equilibrio con entrenamiento de fuerza, utilizando pesas libres, máquinas, bandas o simplemente tu peso corporal a través de actividades como subir escaleras, caminar y andar en bicicleta. Los ejercicios de estiramiento y de torso ayudan a mejorar la postura y el equilibrio.

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Asimismo, existen ejercicios de equilibrio diseñados específicamente para personas mayores. Ponerse de pie o sentarse, levantar los talones, levantar las piernas, hacer posturas con una sola pierna, flexiones de espalda, posturas del árbol, sentadillas laterales y zancadas, junto con muchos otros movimientos, pueden ayudarte a recuperar el equilibrio con el tiempo. Algunos ejercicios de equilibrio pueden incluso realizarse sentado(a). Un entrenador personal, un fisioterapeuta u otro experto en cómo mejorar el equilibrio puede recomendar ejercicios concretos para el equilibrio adaptados a tu nivel de condición física y tus necesidades.

 

Fuente: Harvard Medical School