Las personas con esclerosis múltiple (EM) suelen experimentar brotes, que los médicos también llaman recaídas o ataques. Un brote puede implicar una intensificación de los síntomas existentes o la aparición de otros nuevos.

La enfermedad generalmente se presenta de manera distinta en diferentes personas, por lo que a menudo es difícil para un paciente o un médico predecir la gravedad, la frecuencia o el impacto personal de un ataque de EM.

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Las recaídas graves pueden alterar la vida cotidiana de una persona con EM y su familia. Después de una recaída, una persona con EM puede experimentar un estrés extremo al intentar retomar su rutina.

Después de un brote, es posible que una persona necesite descanso y tiempo de recuperación adicionales. Si el brote es grave, consultar con un fisioterapeuta y un terapeuta ocupacional podría ayudar a restaurar la movilidad y la independencia.

Una persona también puede tomar medicamentos para controlar los efectos de la EM en todo el cuerpo. No obstante, no todos los ataques son graves y una persona puede recuperarse sin tomar medicamentos.

 

Fuente: Medical News Today