El eccema suele aumentar los niveles de inflamación en el cuerpo. Esto ocurre cuando el sistema inmunológico se activa de forma innecesaria.

La activación del sistema inmunológico puede aumentar la cantidad de proteínas inflamatorias en el cuerpo. Tales proteínas activan el sistema inmune cuando detectan una amenaza. Las personas con eccema tienen una mayor cantidad de dichas proteínas, lo que puede hacer que el sistema inmunológico reaccione incluso cuando no es necesario.

Diversas investigaciones han demostrado que las anomalías genéticas pueden contribuir a la inflamación causada por eccema. Tales anomalías generan un efecto negativo en la barrera cutánea. Las personas que heredan estos cambios genéticos pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar eccema.

Ciertos factores de estilo de vida también pueden aumentar la inflamación en el cuerpo. En algunos casos, dicho aumento de la inflamación puede desencadenar enfermedades crónicas como el eccema.

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La obesidad, el consumo de alcohol y la falta de sueño pueden aumentar la inflamación. A su vez, este aumento puede desencadenar una respuesta inmunitaria. Para algunas personas, lo anterior podría incrementar su riesgo de desarrollar eccema.

Asimismo, un estudio del año 2016 demostró que fumar puede aumentar la probabilidad de padecer eccema. Los investigadores creen que fumar puede tener un efecto negativo en la barrera cutánea, además de que suele aumentar la inflamación en el cuerpo. Ambos factores pueden provocar eccema en determinados casos.

Con base en lo anterior, las personas con eccema deben hablar con un médico para obtener más información sobre el papel de la inflamación. Un profesional médico puede brindar un tratamiento para abordar la inflamación. También puede recomendar medidas para reducir la inflamación mediante cambios en el estilo de vida.

 

Fuente: Medical News Today