Debido a que la fisioterapia suele emplear la curación práctica, como maniobrar los músculos, estirar las articulaciones y otras técnicas manuales, podría considerarse un tratamiento en donde forzosamente debe estar presente la/el paciente. Pero este no es el caso.
“Hay muchas cosas que se pueden hacer de forma remota”, afirma el doctor Cristobal Beiro, cirujano ortopédico en el Raritan Bay Medical Center (Estados Unidos). Lo anterior es especialmente importante para los pacientes que no pueden trasladarse a un consultorio de fisioterapia o para aquellos que todavía se sienten inseguros respecto a salir de su casa durante la pandemia.
Beneficios de la fisioterapia virtual
Los beneficios de la fisioterapia virtual incluyen:
- Trabajas con un fisioterapeuta con licencia.
- Puedes recibir la atención que necesitas mientras eliminas el riesgo de contraer COVID-19.
- No es necesario que uses un cubrebocas porque estás en tu propia casa.
- Es conveniente. Si tu lesión te impide conducir, no tienes que preocuparte por encontrar un vehículo o luchar contra el tráfico.
Si bien la mayoría de los planes de seguro cubren la fisioterapia de telesalud, consulta con el tuyo (si lo tienes) para conocer sus reglas y especificaciones. Algunos requieren que programes una visita inicial en persona. También debes preguntar sobre lo que debes pagar para no recibir sorpresas en el futuro.
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Aprovecha al máximo la telesalud
Para aprovechar al máximo tu cita virtual:
- Asegúrate de tener una computadora, teléfono u otro dispositivo para conectarte a Internet, así como una conexión a Internet confiable.
- Elige un lugar donde haya suficiente espacio para recostarte, caminar y estirarte por completo.
- También querrás suficiente privacidad para sentirte cómodo(a) compartiendo información libremente con tu terapeuta. Es posible que prefieras una habitación separada con una puerta, para que tu cónyuge, niños o mascotas no te distraigan.
- Vístete con ropa lo suficientemente cómoda para que puedas moverte, pero lo suficientemente ajustada para que tu fisioterapeuta pueda evaluar tus movimientos. La ropa como pantalones de yoga y mangas cortas o camisetas sin mangas funcionan bien.
- Consigue el equipo adecuado. Habla con tu terapeuta sobre cómo pedir prestado equipo que puedas usar en casa. También puedes sustituir las pesas por artículos domésticos como latas de sopa o botellas de agua, o puedes comprar un juego de bandas de resistencia económicas.
- Dile a tu terapeuta cómo sientes tu cuerpo antes, durante y después de las sesiones. Si algo te duele o te sientes incómodo(a), no tengas miedo de hablar. Tu terapeuta puede modificar el ejercicio para que puedas realizarlo sin dolor. “Siempre que utilices la técnica adecuada, el riesgo de lesiones es bajo”, aseguró Beiro.
Fuente: Hackensack Meridian Health