El impétigo es una infección de la piel muy contagiosa, pero no suele ser grave. Cualquier persona puede contraerla, pero es más común en los niños pequeños. Con tratamiento, el impétigo suele mejorar en unos pocos días.
La condición comienza con llagas o ampollas rojas, pero el enrojecimiento puede ser más difícil de detectar en la piel morena y negra. Dichas llagas o ampollas estallan rápidamente, dejando costras que pueden:
- Tener aspecto de copos de maíz pegados a la piel.
- Agrandarse y extenderse a otras partes del cuerpo.
- Dar picazón y, a veces, doler.
Las llagas y ampollas del impétigo suelen afectar la cara (alrededor de la nariz y la boca) y las manos.
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Después de que las ampollas estallan, suelen quedar manchas costrosas de color café dorado en la piel.
En ocasiones, de las ampollas sale un líquido amarillo que se endurece y deja un borde escamoso alrededor de una costra. Esto se denomina impétigo ampolloso.
Consulta a tu médico si tú o tu hijo(a):
- Podrían tener impétigo.
- Has recibido tratamiento para el impétigo pero los síntomas han cambiado o empeorado.
- Han tenido impétigo antes y sigue reapareciendo.
RECUERDA: El impétigo es muy contagioso. Consulta a tu médico de cabecera antes de acudir al consultorio. Es posible que te sugiera una consulta telefónica.
Fuente: NHS