La fibromialgia puede ser difícil de controlar, pero existe evidencia de que ciertos cambios en la dieta pueden beneficiar a las personas que viven con este trastorno de dolor crónico. Lo que exactamente podría ayudar puede variar de persona a persona, pero algunos han reportado una mejora con una mayor ingesta de antioxidantes y ácidos grasos omega-3, así como con una disminución del consumo de alérgenos alimentarios y gluten.

Aunque la investigación que respalda el uso de la dieta en la fibromialgia es poca a nivel general, una revisión del año 2019 señala que la dieta produjo resultados positivos en cinco de los siete estudios revisados. Esto incluyó una mejora del sueño, una reducción de la depresión y la ansiedad y una mejor calidad de vida en general.

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Por otra parte, el impacto de la dieta sobre los síntomas de la fibromialgia (como dolor, fatiga, estreñimiento y «niebla mental») sigue sin estar claro. Algunas dietas parecen capaces de aliviar el dolor en diversos grados, mientras que otras ayudan a reducir la inflamación que complica la enfermedad, en lugar de impulsarla.

Finalmente, no existe una única «dieta para la fibromialgia». Más bien, las y los nutriólogos suelen combinar elementos clave de diversas dietas para diseñar un enfoque eficaz para ti como individuo. El proceso suele comenzar con una dieta de eliminación, que permite concretar un borrón y cuenta nueva para identificar qué alimentos desencadenan síntomas específicos de fibromialgia.

 

Fuente: Very Well Health