Los tubos para los oídos, también llamados tubos de ventilación, son pequeños tubos sintéticos que se colocan quirúrgicamente en el tímpano para disminuir la posibilidad de contraer infecciones crónicas del oído medio o líquido en el oído.

No obstante, incluso con los tubos colocados, es posible contraer una infección de oído. Los síntomas de dicha infección son similares a los que ocurren sin tubos. Sin embargo, si los tubos funcionan, el oído drenará y, por lo general, habrá menos dolor.

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Concretamente, los síntomas pueden incluir los siguientes:

  • Dolor de oído: los niños muy pequeños que no pueden comunicar sus síntomas suelen tirar de la oreja o inclinar la cabeza hacia un lado cuando tienen dolor de oído.
  • Drenaje del oído: puede ser sanguinolento o de color amarillento, o incluso tener mal olor. El drenaje del oído es más común cuando se colocan tubos en los oídos.
  • Presión en el oído: esto es menos probable en personas que contraen una infección con los tubos ya colocados.
  • Fiebre leve: algunas infecciones de oído pueden ocasionar fiebre de entre 37.5 (febrícula) y 38 grados Celsius.
  • Dolor de cabeza: las infecciones de oído pueden irritar los nervios alrededor de la cara y la cabeza, provocando dolores de cabeza (cefaleas).
  • Dificultad para oír: si el líquido bloquea el canal auditivo, puede producir una pérdida auditiva temporal.

Cuándo llamar a un médico

Cualquiera de los síntomas citados anteriormente justifica una llamada a tu proveedor de atención médica u otorrinolaringólogo, a fin de que te examinen a ti o a tu niño(a) en busca de una infección de oído.

 

Fuente: Very Well Health