El crecimiento de un cerebro humano es una hazaña increíble de la naturaleza. Incluso antes de que nazca un bebé, muchos miles de millones de neuronas tienen que embonar entre sí con la misma precisión que las piezas de un rompecabezas. Con este tipo de complejidad, no es de extrañar que a veces se presente un problema técnico durante el ensamblaje. Si la parte del cerebro que controla los músculos se daña o sufre desviaciones mientras el cerebro crece, puede dar lugar a una condición llamada parálisis cerebral («cerebral» se refiere al cerebro y «parálisis» al estado de los músculos).
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De acuerdo con United Cerebral Palsy, tan solo en Estados Unidos, aproximadamente tres cuartos de millón de personas padecen la condición. Esta puede manifestarse de muchas maneras diferentes: algunos niños con parálisis cerebral simplemente parecen torpes, mientras que otros no pueden caminar. Muchos tienen problemas para levantar las manos o sostener un crayón, y algunos deben luchar para hablar o incluso respirar. Los niños con la afección también corren un mayor riesgo de sufrir convulsiones, discapacidad intelectual y problemas de audición y visión. Pese a lo anterior, todos pueden recibir ayuda a través de la terapia y un ambiente cálido y de apoyo.
Fuente: Health Day