La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica en la que se daña la mielina, la cubierta que protege las células nerviosas del cerebro y la médula espinal de una persona. El daño es visible en una prueba de imagen por resonancia magnética (IRM).

Antes de someterse a dicho estudio, una persona deberá firmar un formulario de consentimiento para indicar que está de acuerdo con la prueba. Después, el radiólogo le hará una serie de preguntas.

Quizás la persona deba usar una bata y tendrá que quitarse las joyas metálicas, los audífonos o los artículos metálicos que pueda estar usando, pues el procedimiento utiliza un imán fuerte.

Quienes tienen marcapasos o algún tipo de metal en su cuerpo deben conocer los detalles de estos dispositivos, para poder explicárselo al profesional de la salud a cargo. Algunos dispositivos son aceptables durante una resonancia magnética, pero otros no.

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Una resonancia magnética es indolora, pero la generación del campo magnético puede ser muy ruidosa. Los ruidos suenan como golpecitos. Colocar tapones para los oídos puede ayudar a que el ruido sea más manejable.

Las personas con claustrofobia pueden sentirse incómodas o ansiosas dentro de la máquina de resonancia magnética con forma de tubo. Algunas máquinas de resonancia magnética son abiertas y no tienen túnel, pero no siempre producen imágenes de tan alta calidad.

Por lo tanto, la mayoría de los médicos recomiendan la resonancia magnética en forma de túnel para la detección de esclerosis múltiple. En ocasiones, le darán a la persona medicamentos antes de la prueba para ayudar a reducir su ansiedad.

La prueba de IRM puede durar desde 15 minutos hasta una hora o más.

Después de la prueba, la persona generalmente puede regresar a sus actividades cotidianas. Si recibió medicamentos sedantes, es posible que requieran ayuda de otra persona para llegar a casa.

 

Fuente: Medical News Today