Desde el momento de nuestro nacimiento hasta la edad adulta, el agua juega un papel crucial en nuestra existencia. Comenzamos nuestra vida compuestos principalmente por agua, representando tres cuartas partes de nuestro peso corporal, pero a medida que crecemos, este porcentaje disminuye a aproximadamente un 60%.
De acuerdo con especialistas, este líquido cumple roles cruciales: regular la temperatura corporal, proteger al cerebro y preservar las articulaciones, al producir un fluido especial. Además, varios órganos importantes, como el corazón, los pulmones e, incluso, los huesos, están compuestos principalmente por agua, subrayando aún más su importancia.
El cuerpo humano cuenta con un mecanismo interno para regular la cantidad de agua en la sangre, a través de un centro regulador ubicado en el cerebro llamado hipotálamo. Cuando los niveles de líquidos disminuyen, este mecanismo envía señales al riñón mediante una hormona llamada antidiurética, con el fin de evitar la pérdida de líquidos.
La falta de consumo de agua puede llevar a dos escenarios distintos. En condiciones poco favorables, como estar en un entorno desértico sin acceso a agua, una persona puede sobrevivir alrededor de quince horas sin este líquido vital. En condiciones más favorables, como un clima menos extremo, la supervivencia sin agua podría extenderse hasta tres días.
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¿Cómo identificar la deshidratación?
La deshidratación, ya sea por privación total de líquidos o por un consumo insuficiente, puede desencadenar una serie de síntomas preocupantes. En caso de una deshidratación aguda, se pueden experimentar dolores de cabeza, fatiga, cambios de humor, dificultades para dormir, irritabilidad, dolor muscular y calambres.
Además, la falta de agua puede llevar a una disminución en la capacidad de transporte de minerales necesarios para el funcionamiento adecuado del cerebro, los músculos y otros órganos.
Cuando una persona no consume suficientes líquidos durante un período prolongado, los síntomas pueden agravarse debido a la falta de sales minerales. Esto puede manifestarse como adormecimiento en las extremidades, alteraciones visuales, episodios de delirio e, incluso, ataques cardíacos.
Es importante destacar que las personas con diabetes tienen una mayor predisposición a las infecciones urinarias, las cuales pueden agravarse si no se consume suficiente agua.
¡Toma agua diariamente! Si tienes dudas sobre cómo hidratarte, consulta a un profesional de la salud.
Fuente: Gaceta UNAM