Los bebés son el grupo poblacional que corre el mayor riesgo de ser diagnosticado con tos ferina, así como de desarrollar complicaciones graves a causa de la infección. Las posibles complicaciones de la tos ferina en bebés incluyen las siguientes:
- Deshidratación y pérdida de peso
- Neumonía
- Respiración lenta o interrumpida
- Convulsiones
- Daño cerebral
La primera vacuna contra la tos ferina no se administra hasta los 2 meses de edad. Los bebés son vulnerables a la infección durante este período y continúan siéndolo hasta los seis meses. Esto se debe a que los bebés todavía poseen una menor inmunidad contra la tos ferina hasta que reciben su tercer refuerzo a los 6 meses.
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Debido a dicha vulnerabilidad, las agencias sanitarias recomiendan que todas las mujeres embarazadas reciban una vacuna de refuerzo durante el tercer trimestre de cada embarazo. Los anticuerpos acumulados por la madre pueden transferirse al recién nacido, lo que brinda cierta protección durante el período previo a la vacunación.
Asimismo, debido a que los familiares mayores generalmente pueden transmitir la tos ferina a los bebés, todas las personas que rodean al bebé también deben recibir una vacuna de refuerzo. Esto incluye a sus hermanos, abuelos y cuidadores.
Los adolescentes y adultos todavía pueden contraer tos ferina, sobre todo si se presenta un brote en la zona. La gravedad de la enfermedad puede variar desde asintomática hasta la presentación clásica con tos persistente.
Aunque la gravedad de la enfermedad en adolescentes y adultos suele ser más leve, existe la posibilidad de que experimenten complicaciones debido a la tos persistente, como por ejemplo:
- Rotura de vasos sanguíneos, especialmente en los ojos o la piel
- Magulladuras o fracturas en las costillas
- Neumonía
Fuente: Healthline